FBI Blues

 

 

IX

 

-           My … my underwear?? …

 Había algo de ilógico y patético en la pregunta del agente capturado del FBI Zacharias Hightower a Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de Corea del Sur y el autor intelectual de su captura. ¿Albergó tal vez esperanzas de que este momento de su desnudez total se demoraría lo suficiente para contemplar alguna posibilidad de escapatoria?  ¿Pensó quizás que jamás llegaría?  No, claro que no: ya hemos señalado que sin ser excesivamente inteligente el agente Hightower tampoco era un imbécil: desde casi el principio comenzó a darse cuenta de que este individuo de impecables modales que le hablaba en aquel inglés tan extraño a los oídos del muchacho negro de Harlem que aún llevaba dentro a pesar de su madurez y formación, este Beom Seok Kim que era el todopoderoso superintendente general de la policía de Corea del Sur, este tipo en el que él y su compañero habían confiado ingenuamente desde el momento en que comenzaron a colaborar para la investigación del asesinato de Ishikawa y la persecución y el arresto de sus asesinos, era … ¿cómo decirlo? … ¿una especie de araña a la que le gustaba jugar con sus presas antes de clavarles su aguijón?  Hightower – que nunca había leído a Maquiavelo – advirtió y admiró en este hombre desde el primer momento esa sibilina inteligencia maquiavélica que le permitía tejer lentamente su tela en torno a la presa potencial – él pensó, en su ingenuidad, que el asesino o asesinos de Ishikawa – para terminar dándose cuenta de que las presas eran ellos mismos: Zack y Danny, los infortunados, los que iban a morir en su misión especial extraterritorial desbaratada, totalmente fracasada …

 También advirtió Zacharias Hightower que Beom Seok Kim, su verdadero y definitivo captor, era uno de esos hombres cuyas miradas delatan en no demasiado tiempo esa inclinación que el poeta maldito enunció elípticamente en una corte criminal como el amor que no se atreve a decir su nombre. Las miradas de Beom Seok Kim a “su querido colega” estadounidense el agente del FBI Zacharias Hightower, desde el primer momento de su encuentro en el confortable despacho del superintendente general de la policía de Corea del Sur en Seúl, fueron lo suficientemente elocuentes para que a la que es ahora su capturada presa no le pasaran inadvertidas: ya observó aquel brillo de especial intensidad en la mirada de sus almendrados ojillos orientales cuando desde la aparente inferioridad de su 1´64 m. los alzó con radiante sonrisa hacia los suyos – que se inclinaban hacia los de su anfitrión desde su altura de 1´98 m. – mientras le estrechaba cálidamente la mano.  

 Zacharias Hightower sabía diferenciar perfectamente esas miradas de las de otros hombres: era uno de esos americanos – quise decir estadounidenses - que podrían haber aparecido en alguna de las franjas de bisexualidad del famoso informe Kinsey si éste lo hubiera realizado algunos años más tarde sin circunscribirlo a varones de etnia caucásica: ya señalamos cómo su hiperbólica verga de ébano dio satisfacción a más de un culo de marfil durante los años en que se vio obligado a buscarse la vida como un joven negro y pobre de Harlem a cambio de algunos dólares. No hubiera sido necesaria su desnudez total si esos intercambios se hubieran realizado siempre en algún callejón oscuro o en la penumbra de una sórdida sala de cine para encuentros clandestinos entre hombres, pero más de una vez el joven Zack Hightower se desnudó completamente para desempeñar de manera más desembarazada su cometido esporádico de mercenario de ese amor que no se atreve a decir su nombre en la cama de alguna igualmente sórdida habitación de motel o incluso – cuando el tipo que iba a recibir sus servicios le otorgaba su más relajada confianza – entre las sábanas blancas y limpias de la cama de un hogar bastante más “decente” que el suyo propio en Harlem.  Zacharias Hightower, por consiguiente, ya conocía esa clase de miradas, ya se había desnudado antes para otros hombres. Sólo que muchos años atrás y en unas circunstancias muy diferentes.

-           Yes, Mr. Hightower, your underwear … Pull it down, please …

-           B-but …

-           Yes, I can see … I told you, Mr. Hightower, you must not be ashamed of your most intimate feelings that are now showing off in the promontory of your manhood … I told you that you are not the first man who has felt this thrill in very similar circumstances, some of them even right there where you are at this very moment so magnificently standing up to your fate … As for the phisicality of your manhood, and most precisely of the organs that embody your virile condition, I must tell you, Mr. Hightower, you haven´t got the slightest reason to be ashamed of …

 Los largos dedos de boxeador del agente capturado del FBI Zacharias Hightower, entonces, se deslizan levemente temblorosos bajo la cintura elástica que ajusta la amplia prenda a las caderas y poco a poco el blanco algodón que cubre las partes más íntimas de su negra corporalidad va descendiendo por sus muslos de ébano descubriendo el magnífico tesoro de su afroamericana masculinidad … a pesar de todas las misiones militares y policiales en las que ha participado – olfateando en todas ellas el aroma del peligro – nunca imaginó que pudiera jamás llegar un momento como este y en estas circunstancias que le han dejado completamente descolocado, a merced de un destino que – a pesar de conocer muy bien los riesgos inherentes a su profesión – nunca contempló verdaderamente para él o para su compañero …

-           Danny … w-where is Danny? … where is my friend? …   

 Mientras Zacharias Hightower va sacando al aire en toda su portentosa desnudez su negra verga empalmada, mientras los últimos centímetros del blanco algodón se desprenden de la hiperbólica bolsa escrotal que desbordaba la amplia huevera de la prenda íntima en retirada, mientras sus cojones de toro negro se descuelgan entre los muslos de ébano de la entrepierna y se van aireando al fin a la vista hipnotizada de todos los presentes, el coloso afroamericano se acuerda una vez más de su amigo …

-           I told you that before, Mr. Hightower, he is alive … but he is not well …

-           H-He was … ra-raped?? …

-           Oh, that again? … Please, don´t try to pretend your are a dumb person, Mr. Hightower. I answered that question before and of course the fact that he has been … anally devirginized … is precisely the reason why he is not well … and now … I can see that ALL OF THAT that you were hiding underneath your underpants is absolutely YOURS …

 La impresionante verga de ébano del agente capturado del FBI Zacharias Hightower, en toda su esplendorosa desnudez, alza su vigoroso tronco coronado por la magnífica cúpula desprepuciada por encima de unos cojones no menos impresionantes, más que sobradamente adecuados para nutrir con su savia seminal tan extraordinario instrumento de reproducción. La madre naturaleza ha dotado a este hombre de la manera más portentosa para cumplir sobresalientemente con sus funciones reproductivas: esta verga y estos cojones de coloso están perfectamente diseñados para engendrar en un cálido y acogedor útero materno otros seres colosales. Es evidente que su cuerpo de macho magnífico ha sido naturalmente modelado para atraer las miradas de las hembras, estimular sus clítoris con su sola visión y hacerlos lubricar. Los sobresalientes glúteos que sostienen los músculos de sus largas piernas de jayán africano nos hablan de milenarias generaciones de cazadores exitosos o guerreros victoriosos. Es absolutamente evidente que Zacharias Hightower desciende de una estirpe de colosos africanos que terminaron sufriendo, a pesar de su privilegiada genética, el triste destino de ser derrotados por guerreros más inteligentes o con técnicas bélicas más evolucionadas, capturados por cazadores más diestramente facultados que terminarían vendiéndolos a traficantes árabes de carne humana que a su vez los venderían a otros traficantes blancos que finalmente los llevarían, hacinados y encadenados en las hediondas sentinas de los barcos negreros, a su infamante destino: la esclavitud en las plantaciones de América.

 Los orígenes de Zacharias Hightower, este agente del FBI capturado.   

 

-           P-please, ssir … can I have a … glass of water? …

-           Oh, that again, Mr. Hightower … you must be so thirsty …

-           I need … some water, p-please …

 

 El agente del FBI capturado Zacharias Hightower está, verdaderamente, sudando: desde su magnífica cabeza afeitada a sus pies enormes de amplia planta que se aposentan, pese a ello, levemente inestables sobre el pavimento un poco resbaladizo, la negra piel que cubre sus cincelados músculos aparece perlada de gotitas de sudor que se deslizan en hilillos de agua salada por la suavidad de la epidermis desnuda, que humedecen la dureza de los músculos contraídos, de la carne en tensión sometida a un intenso estrés emocional. Zacharias Hightower está sometido a una mescolanza de sensaciones tan intensas y contradictorias que por unos instantes pareciera como si sus poderosas piernas estuvieran a punto de abandonarle en su sostenimiento, que sus rodillas fueran a doblarse y toda su corpulencia fuera a desmoronarse como un edificio de apariencia magnífica pero con los cimientos construídos sobre una zona fangosa. Como un gigante con los pies de barro …

-           Are you feeling well, Mr. Hightower? …   

-           N-No, s-sir … I-I´m not feelin´… well …

-           Do you have any … medical condition, Mr. Hightower? …

-           I-I … sometimes … my blood pressure is … high …

-           But I suppose … a dedicated sportsman like you … you have a healthy diet …

-           I-It´s just … I´m a bit … dizzy …

-           Is all of this … overwhelming you, Mr. Hightower? …

Sí, es cierto: este tipo inquietante que parece leer en su mente, escudriñar secretos de su alma de los que ni incluso él mismo es totalmente consciente, no ha tenido que realizar en este momento un minucioso ejercicio de observación para darse cuenta de que, efectivamente, todo esto lo está sobrepasando … Su desnudez, esta desnudez, con esos amplios calzoncillos de algodón blanco – un poco ridículamente trasnochados, estos que pudiera haber llevado su abuelo – que él mismo ha hecho descender por toda la longitud de sus piernas de pívot de baloncesto – lo tentaron, alguna vez, para ello – obedeciendo sin más demora o vacilación las indicaciones de su captor y que ahora yacen un poco enredados entre los tobillos de sus negros pies de amplia planta, un poco inestables sobre el resbaladizo pavimento …

-           Take your feet off your underwear, please … Yes, that´s it, thank you, Mr. Hightower … You are not going to need these anymore … The moment will come when we will provide you with some special garment that will cover again that magnificent manhood of yours for some modesty and hygiene during the time of your captivity: taking into account you favour white fabric – that by the way makes such beautiful a contrast with the blackness of your skin – and honouring the Most Honourable in whose hands you are eventually going to be delivered for the supreme fight for your life we all expect you will be an honourable contender if not a survivor – we will provide you with a fundoshi that I am perfectly sure will fit supremely your magnificent body …

 Beom Seok Kim fijó entonces sus ojos en la verga totalmente empalmada de su presa: ni siquiera en su completa desnudez la sangre refluía en el interior del vigoroso tronco viril coronado por una cúpula de ébano que apuntaba hacia delante en verticalidad promisoria de fecundación, que incluso se iba alzando poco a poco apuntando hacia arriba, como un mástil que va levantándose por su propio impulso, por el incesante fluir de la sangre que su corazón bombea y que hincha esa vena que serpentea a lo largo del miembro poderoso … El superintendente general de la policía de Corea del Sur, el hombre que verdaderamente había capturado a esta magnífica presa, suspiraba silenciosamente con satisfacción al contemplar a este soberbio ejemplar: la fronda púbica que hasta entonces el amplio calzoncillo había velado se desplegaba ahora completamente descubierta, el vello muy negro, sedoso y acaracolado hacía parecer incluso, por contraste, un poco menos negra la piel; los cojones, de grandioso tamaño y contextura, semejaban a instantes músculos que se flexionaban, ascendiendo y descendiendo alternativamente – ahora el derecho, un poco después el izquierdo – en el cuero corrugado de su bolsa escrotal, como los bíceps de un atleta que se ejercita en el gimnasio, como si estuvieran dotados de su propia vitalidad …  

-           How old are you, Mr. Hightower? …

-           Umm … I-I´m 43 … I-I´ll be 44 … next month …

-           Oh, I am so sorry, Mr. Hightower, but let me tell you I very much doubt that … that you will be 44 next month … it is just the beginning of this month today and … it is not in the habitude of the Most Honourable to postpone his fight with a captured man of his selection that far … I have already told you it is in the habitude of the Most Honourable to fuck and then … to kill … the men he vanquishes … taking into account you had a brief but nonetheless not at all unworthy career as a professional heavyweight boxer you will fight the Most Honourable in the Ring of Death …

 El sonido de los latidos del corazón del capturado agente del FBI Zacharias Hightower batiendo contra las poderosas costillas de su amplia caja torácica se volvió tan fuerte que el finísimo oído de Beom Seok Kim casi pudo percibirlos, de la misma manera que sus brillantes ojillos almendrados pudieron distinguirlos en el pálpito de la verga erecta de aquel hombre magnífico, en la punta de aquella cúpula de ébano ahora palpitante. El poderoso pecho de culturista natural que el agente Hightower se había encargado de revigorizar en intensas sesiones en el gimnasio a lo largo de todos aquellos años ascendía y descendía al principio lentamente pero cada vez con fuelle más acelerado cada vez que su captor le recordaba el destino que le habían preparado: aquella lucha a muerte con el coloso japonés que tan cruelmente había humillado a su joven compañero, que ante sus propios ojos espantados y fascinados había agarrado a Danny por los cabellos y lo había alzado a pulso del suelo donde se había acuclillado, encogido de pavor, casi desnudo, con su pequeño suspensorio orinado; sí, Danny se había quebrado emocionalmente cuando ni siquiera había comenzado lo peor para él, se había meado en los pantalones anticipando el horror, se había roto, como una vajilla delicada, nada más comenzar el banquete en el cual su joven compañero iba a ser sólo el aperitivo inicial, reservándolo a él como plato fuerte.

-           T-The Ring of … D-Death …??

-           Yes, Mr. Hightower, the Ring of Death … You have already contemplated our fights to the death in the oval ring … in order to honour your boxing career of youth, as I said not at all unworthy, you will fight the Most Honourable between the ropes, and I am most convinced that you both will shake them – yes, you indeed will put up a supreme fight – and irrigate the canvas with your sweat and your precious blood …

-           B-But … w-why … to the … d-death …?

-           Are you afraid to die, Mr. Hightower? …

-           I-I … don´t wanna die …

-           Why? …

-           I-I´m …

-           Still young? … You are 43 years old … and you will not be 44 … Why would you want to reach old age? … You are mature enough for the grave, don´t you think? … Why do you shave your head, Mr. Hightower? … You don´t look like a man who suffers alopecia, men of your race are not prone to baldness … is the hair at your temples beginning to turn grey? … You don´t like grey on your black complexion? … Are you afraid to begin looking like your father? … You don´t have to worry about that, because you will never look like your father … In fact, your shaved head makes you look like … it perfectly delineates your skull …

Un escalofrío serpentea sinuoso por la prolongada espina dorsal del agente Hightower ante la impresión que a través de su oído en su mente provoca aquella última palabra: la asociación de su cráneo afeitado con la calavera en la que en no demasiado tiempo – así se lo asegura su captor – se convertirá. La columna vertebral de Zacharias Hightower aparece ligeramente encorvada mientras sus grandes ojos castaños miran con expresión triste a la cámara que sin que él sea totalmente consciente está tomando primeros planos de sus rasgos faciales. Era el agente Hightower, verdaderamente – considerando incluso los marcados excesos negroides de las amplias fosas nasales que le otorgaban ese aire de familiaridad con el simio o la hiperbólica carnosidad de sus amplios labios tan característica de los de su raza – lo que muchísimas mujeres y no pocos hombres considerarían “un hombre guapo”: la disposición de las tupidas cejas por encima de unos ojos singularmente atractivos, su fino bigote que desciende por las mejillas hacia la barba de terciopelo negro levemente veteada de gris aperillada en el recio mentón, el cráneo contundente pero proporcionado con pómulos y mandíbula conformando un óvalo de casi perfecta simetría; los intermitentes flashes de la cámara fotográfica estaban absorbiendo el rostro del agente capturado del FBI Zacharias Hightower en estos momentos de uno de los primeros días del último mes de su vida …

-           Well, Mr. Hightower, this photographic session of  your processing is coming to an end and in just a few moments you will have your glass of water and you will be able to see your dear friend … but before that would you be so kind as to turn to the right and give us your profile again … yes, to the right … again … thank you, Mr. Hightower, that´s right, now stand like that, look at the wall on your right …

 Zacharias Hightower obedeció las indicaciones de su captor en todo momento sin mostrar reticencia o el más mínimo asomo de rebeldía: para aquel coloso negro y desnudo de casi dos metros de estatura las palabras de ese pequeño coreano cuya cabeza apenas le llegaba a las costillas semejaban una especie de brújula que lo orientaba en su desconcertado aturdimiento; siguió sus instrucciones girando sobre sus plantas inestables hacia la derecha, mirando sin pestañear apenas y con la boca ligeramente entreabierta hacia el lugar que se le indicaba poco antes de que los fogonazos de los nuevos flashes iluminaran de intensos destellos blancos el ébano de su piel. Su verga colosal seguía apuntando en verticalidad hacia la dirección en que su cuerpo se giraba y sus cojones de toro negro oscilaban pendulantes en la curvatura del movimiento. Tenemos que admitir que, de perfil, el exceso hiperbólico de sus labios negroides y el achatamiento de su nariz a causa de motivos genéticos y profesionales desbarataban en parte la armonía ovoidal de su rostro de frente y le asemejaban bastante más al simio: reconozcámoslo pues, al margen de consideraciones racistas, esto es una evidencia en la mayoría de las personas de raza negra. Así pues podemos decir que de perfil el agente capturado del FBI Zacharias Hightower no era tan guapo. La silueta sobresaliente de sus poderosos glúteos desnudos alzándose sobre las larguísimas piernas, sin embargo, aparecía como un maravilloso portento de la naturaleza, como de igual manera suele suceder en la mayoría de los individuos de su raza, si bien en este caso con unas características colosales. El culo de Zacharias Hightower era algo que verdaderamente excedía cualquier pálido intento de cantar las alabanzas de su hermosura.

-           You have a wonderful ass, Mr. Hightower, let me tell you this … I must confess that I have never in my entire lifetime up to this moment seen such a magnificent ass in a man before … A good part of the strenght in your colossal body seems to be concentrated in your amazing backside … I have heard, Mr. Hightower, that even in black men of advanced age the gluteus maximus muscles never turn floppy and go down, that they maintain their strenght, suppleness and solidity practically from cradle to grave … and I am perfectly sure that will be the case in yours … and now please, turn to the left … yes … that way … to the left, thank you, Mr. Hightower …

 Durante bastantes años el agente del FBI Zacharias Hightower había trasladado a hombres detenidos desde el vehículo patrulla hacia las dependencias policiales para que sus compañeros les tomaran las huellas dactilares y les realizaran su ficha policial tomándoles aquellas fotografías de frente y de perfil que los identificarían como convictos de actos criminales antes de su encarcelamiento y posterior comparecencia ante un tribunal de justicia. Aquellos hombres, seguramente impresionados por la sobresaliente corpulencia y estatura física del hombre que les había arrestado, colocado las esposas y conducido para tal fin a esas dependencias, nunca le oponían resistencia, temerosos con toda seguridad de que un simple amago de oponerse a semejante coloso podría haberles traído consecuencias físicamente inasumibles. El agente Hightower, sin embargo, solía presentar en esos momentos ante ellos su cara más amable incluso aunque el proceso del arresto hubiera conllevado la suficiente y necesaria dosis de violencia física para ejecutarlo: tras haberles colocado las esposas Zacharias Hightower les recitaba amablemente, con su profunda voz grave de barítono atemperada por el tono gentil, sus derechos …

 “You have the right to remain silent. Anything you say can and will be used against you in a court of law. You have the right to talk to a lawyer and have him present with you while you are being questioned. If you cannot afford to have a lawyer, one will be appointed to represent you before any questioning, if you wish one …”

 No: Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de Corea del Sur, su captor, no estaba leyéndole al agente del FBI capturado Zacharias Hightower ninguno de estos derechos; su voz era siempre amable y educada en aquel inglés de caballero victoriano con ínfulas de esteta decadente, tan extraño a los oídos del muchacho negro de Harlem que el agente Hightower aún llevaba dentro a pesar de tantos años de madurez y formación, pero tras la captura y durante todo este tiempo de lo que Beom Seok Kim había llamado su procesamiento Zacharias Hightower había sido obligado a desnudarse por completo e informado de que su compañero Daniel di Lorenzo había sido violado por aquel coloso japonés al que llamaban el Muy Honorable Morimoto Kenzo y de que él mismo iba a enfrentarse con aquel hombre de temible presencia en lo que llamaban el Ring de la Muerte. Desde que sintiera el frío contacto del cañón de una pistola en su poderosa nuca negra, del de otra presionando contra sus costillas, desde que sintiera en sus poderosas muñecas la tenaza del frío metal de las esposas que las inmovilizaba a sus espaldas con ese click-click tan familiar para él, desde que escuchara las primeras palabras de su captor indicándole lo que debía hacer y la dirección en que debía desplazarse, el agente Hightower  fue consciente de que esta vez se volvían las tornas y pasaba de captor a capturado. Desde entonces había obedecido todas las indicaciones de Beom Seok Kim y ahora estaba aquí, completamente desnudo, ofreciendo sumisamente su cuerpo colosal a los flashes fotográficos que captaban cada una de las curvas y pliegues de sus cultivados abdominales cuando se mostraba de frente, la soberbia convexidad de sus glúteos hercúleos cuando lo hacía de perfil, la obscena erección de su hiperbólica verga negra en todo momento …  

-           Our photography session is coming to an end, Mr. Hightower, so finally please would you be so kind as to turn around so you can give us a wonderful view of your backside as you look at the wall … yes, that´s right, thank you … open up your legs just a little, yes, that´s it … look straight ahead at the wall … lift up your head, we are also measuring your height with the metric scale at your right … yes, that´s better, try to keep your vertebral column straightened: I know you are a very tall man with a powerful physique and I understand men of your height and size tend to bend over for some reason that affects your bodily posture, I suppose it has something to do with you trying to look at the face of people much shorter than you …

 Desde niño Zacharias Hightower había sido un chico muy alto pero fue durante su primera adolescencia que su cuerpo dio el tremendo estirón que le llevaría sobre la planta de sus pies desnudos casi a los 2 metros de estatura; con un calzado normal, casi los sobrepasaba. Y efectivamente esa enorme estatura le obligaba a mirar a los demás inclinando sus ojos por debajo de su línea de visión horizontal. Durante sus años de boxeador, las cabezas de la mayoría de los hombres a los que se enfrentó en el cuadrilátero sobrepasaban apenas el eje horizontal de sus hercúleos hombros: el gran Muhammad Ali, con el que se midió en el ring cuando éste aún llevaba su indigno “nombre de esclavo” Cassius Clay, no era precisamente un enano a su lado pero con su 1´91 m. de estatura  todavía estaba 7 cm. en desventaja por debajo de él. A pesar de ello el joven aspirante a la corona de los pesos pesados Zack “Iron Fist” Hightower sucumbió finalmente por KO ante el mítico campeón que revolucionaría para siempre el mundo del boxeo y quedaría para la historia como el único y verdadero dios. Así que no pudo ser y tras ofrecer un magnífico combate totalmente a la altura de su rival el joven Zack Hightower terminó escupiendo su protector bucal y mordiendo la lona con el rostro hinchado y ensangrentado por los golpes de El Más Grande. Lo que nadie llegó a saber es que Zack Hightower se derrumbó sobre la lona con la verga totalmente empalmada bajo la amplia cobertura de sus holgados calzones de pugilista: tan sólo aquella holgura de la deportiva prenda y el elástico suspensorio interior que contenía las dimensiones más obscenas de la erección impidieron que miles de espectadores fueran testigos de que el joven  Zack “Puño de Hierro” Hightower cayó noqueado a la lona en un clímax de excitación que lo llevó casi al borde de un orgasmo. Esa verga que se empalmó ante los golpes de Cassius Clay era la misma que ahora se empalmaba completamente desnuda ante esta sesión de procesamiento a que estaba siendo sometido el agente del FBI Zacharias Hightower bajo la supervisión de Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de Corea del Sur, el hombre que verdaderamente lo ha capturado.

 Al darse la vuelta obedeciendo las últimas indicaciones de Beom Seok Kim mirando fíjamente hacia la pared que tiene a su frente el agente Hightower siente un momentáneo  alivio pues en esta postura su verga empalmada desaparece por unos instantes de la línea de visión de sus captores. El miembro viril del agente Hightower apenas ha perdido en todos estos veinte años transcurridos desde su combate con Ali un ápice de sus portentosas cualidades, si exceptuamos alguna lógica diferencia entre las potencialidades de un joven de veinte y pocos años y las de un hombre maduro que pasa de los cuarenta: poco antes de recibir el definitivo gancho al mentón con el que Ali lo noqueó la verga de Zack “Puño de Hierro” Hightower se alzaba enhiesta por debajo de su calzón apuntando hacia el ombligo, como había permanecido durante casi todo el combate, estirando la tela del suspensorio hasta el límite; en su actual circunstancia de completa desnudez la verga del agente Hightower apunta horizontalmente hacia la pared y llegamos a dudar de si una leve inclinación de pocos centímetros que a instantes se produce se debe a una paulatina pérdida de potencialidad producida por el paso de los años o a la consciencia de que está ofreciendo su magnífico culo desnudo a la visión de estos hombres.

-           Your backside, Mr. Hightower, is an epiphany of muscular perfection. You must believe me if I tell you again that I have never contemplated in a man an ass of such an extraordinary beauty … You definitely possess a superb musculature all throughtout your body but I must confess that those cupular pieces of gluteal flesh that you have at your rear excel everything I could have imagined even in a man of your race and constitution … Oh, please, Mr. Hightower, don´t close your legs so tightly, you are not a young boy who would be scandalized by my words; you are a mature, grown up man that doesn´t have to feel uneasy when another man praises his ass … so open up your legs and allow some space for your bollocks to take some air, the atmosphere is somewhat stuffed down here …

 Zacharias Hightower inspiró profundamente y, poco a poco, mientras iba soltando el aire absorbido por sus amplios pulmones con un casi inaudible suspiro que era al mismo tiempo una especie de gemido, destensando un poco los poderosos glúteos de ébano que su captor de aquella manera encomiaba y desplazando con un giro de los tobillos sus pies enormes hacia los lados, fue abriendo las piernas del modo que le era requerido. Su corazón volvía a palpitar con fuerza y cierto arrítmico descontrol ante las palabras de Beom Seok Kim y la punta de su verga empezó a descender un poco apuntando hacia el suelo: el agente Hightower era consciente de su excitación y por supuesto que hubiera deseado no ofrecer tan obsceno espectáculo a sus captores, desde muy jovencito su padre le inculcó las virtudes del pudor y de la castidad antes de encontrar a la chica adecuada para hacerla su esposa, pero era difícil para el muchacho no dar rienda suelta a sus efusiones sexuales con una verga y unos cojones de aquellas dimensiones. El joven Zack Hightower disfrutó de las delicias venéreas con el sexo opuesto, gustó del placer con las mujeres pero nunca encontró a la chica adecuada para hacerla su esposa: como ya augurara el bardo Bob Dylan “los tiempos estaban cambiando” y las chicas también … Zack Hightower conoció poco después de la adolescencia los placeres clandestinos del sexo entre hombres: durante no demasiado tiempo, es verdad, y porque “la vida era dura para un chico negro y pobre de Harlem”, pero la memoria de aquellos encuentros de su cuerpo con el de otros hombres nunca lo abandonó. Los siguientes encuentros viriles del joven Zack Hightower tendrían lugar en el cuadrilátero. De todos ellos, el que mantuvo con el joven Cassius Clay fue el que más profunda impresión le dejó. Con sólo recordarlo, la verga del agente del FBI capturado Zacharias Hightower vuelve a empinarse otra vez … pero … ¿una lucha a muerte?, ¿con el coloso japonés que ha humillado a Danny?, ¿con el hombre que ha tratado a su joven compañero como a un muñeco de trapo, como a un pedazo de mierda?, ¿con el hombre que lo ha violado? …

 “It is in the habitude of the Most Honourable to fuck and then to kill the men he vanquishes,” las palabras de su captor resuenan en sus oídos, vuelven a penetrar en su mente y su verga, sin que él sea al principio consciente, vuelve a levantar la cabeza …

-           “P-Please, s-sir … I´m not feelin´ well … I need w-water, please …

-           OK, Mr. Hightower … you can sit on the floor … yes, you can sit there in the corner while I give you some water …

 Zacharias Hightower va doblando entonces, para sentarse en el lugar que su captor le ha indicado, sus poderosas caderas … lo hace lentamente y mostrando síntomas evidentes de inestabilidad, apoyando una de sus enormes manos en el suelo … flexiona en alto una rodilla y extiende la otra pierna en toda su longitud sobre el pavimento, inclina la cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared, cerrando los ojos, resoplando un poco …

-           Don´t worry, Mr. Hightower, I told you the atmosphere is a little bit … stuffy here … Doctor Gwan will measure your blood pressure in a few moments and he will give you a pill if you need it … Try to relax, I understand these have been very emotional moments for you in the last hours … Soon you will meet your friend and you both will be able to rest for a while … The room we have prepared for you, of course is a cell, but we have tried to make it as comfortable as possible … given the circumstances … Here, here is your water … open your mouth, please, I will give it to you …

 Los gruesos labios del agente Hightower están un poco resecos, ligeramente cuarteados, y se abren ávidos y sedientos cuando Beom Seok Kim inclina sobre ellos el borde del vaso de plástico que contiene el líquido que tanto anhela … bebe, sin embargo, despacio, degustando cada sorbo, cerrando los ojos mientras deja fluir por su garganta el agua que la refresca, suspira un poco, se pasa la punta de la lengua por los labios, recogiendo las gotas depositadas en ellos … abre un poco los ojos y mira a su captor, con agradecimiento, sin que sea del todo consciente, inclina un poco la cabeza hacia un lado, vuelve a cerrar los ojos, está cansado … murmura …

-           Where is Danny? … where is my friend? … please, take me with my friend … 

 

    

 

 

 

 

 

 

 

 

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