FBI Blues IX -
My … my underwear?? … Había algo de ilógico y patético en la pregunta del agente
capturado del FBI Zacharias Hightower a Beom Seok Kim, superintendente
general de la policía de Corea del Sur y el autor intelectual de su captura. ¿Albergó
tal vez esperanzas de que este momento de su desnudez total se demoraría lo
suficiente para contemplar alguna posibilidad de escapatoria? ¿Pensó quizás que jamás llegaría? No, claro que no: ya hemos señalado que sin
ser excesivamente inteligente el agente Hightower tampoco era un imbécil:
desde casi el principio comenzó a darse cuenta de que este individuo de
impecables modales que le hablaba en aquel inglés tan extraño a los oídos del
muchacho negro de Harlem que aún llevaba dentro a pesar de su madurez y
formación, este Beom Seok Kim que era el todopoderoso superintendente general
de la policía de Corea del Sur, este tipo en el que él y su compañero habían
confiado ingenuamente desde el momento en que comenzaron a colaborar para la investigación del
asesinato de Ishikawa y la persecución y el arresto de sus asesinos, era …
¿cómo decirlo? … ¿una especie de araña a la que le gustaba jugar con sus
presas antes de clavarles su aguijón?
Hightower – que nunca había leído a Maquiavelo – advirtió y admiró en
este hombre desde el primer momento esa sibilina inteligencia maquiavélica que
le permitía tejer lentamente su tela en torno a la presa potencial – él
pensó, en su ingenuidad, que el asesino o asesinos de Ishikawa – para
terminar dándose cuenta de que las presas eran ellos mismos: Zack y Danny,
los infortunados, los que iban a morir en su misión especial extraterritorial
desbaratada, totalmente fracasada … También
advirtió Zacharias Hightower que Beom Seok Kim, su verdadero y definitivo
captor, era uno de esos hombres cuyas miradas delatan en no demasiado tiempo esa
inclinación que el poeta maldito enunció elípticamente en una corte criminal
como el amor que no se atreve a decir su nombre. Las miradas de Beom
Seok Kim a “su querido colega” estadounidense el agente del FBI Zacharias
Hightower, desde el primer momento de su encuentro en el confortable despacho
del superintendente general de la policía de Corea del Sur en Seúl, fueron lo
suficientemente elocuentes para que a la que es ahora su capturada presa no
le pasaran inadvertidas: ya observó aquel brillo de especial intensidad en la
mirada de sus almendrados ojillos orientales cuando desde la aparente
inferioridad de su 1´64 m. los alzó con radiante sonrisa hacia los suyos –
que se inclinaban hacia los de su anfitrión desde su altura de 1´98 m. –
mientras le estrechaba cálidamente
la mano. Zacharias
Hightower sabía diferenciar perfectamente esas miradas de las de otros
hombres: era uno de esos americanos – quise decir estadounidenses - que
podrían haber aparecido en alguna de las franjas de bisexualidad del famoso
informe Kinsey si éste lo hubiera realizado algunos años más tarde sin
circunscribirlo a varones de etnia caucásica: ya señalamos cómo su
hiperbólica verga de ébano dio satisfacción a más de un culo de marfil
durante los años en que se vio obligado a buscarse
la vida como un joven negro y pobre de Harlem a cambio de algunos
dólares. No hubiera sido necesaria su desnudez total si esos intercambios se
hubieran realizado siempre en algún callejón oscuro o en la penumbra de una
sórdida sala de cine para encuentros clandestinos entre hombres, pero más de
una vez el joven Zack Hightower se desnudó completamente para desempeñar de
manera más desembarazada su cometido esporádico de mercenario de ese amor que no se atreve a decir su nombre en la cama de alguna
igualmente sórdida habitación de motel o incluso – cuando el tipo que iba a
recibir sus servicios le otorgaba su más relajada confianza – entre las
sábanas blancas y limpias de la cama de un hogar bastante más “decente” que
el suyo propio en Harlem. Zacharias
Hightower, por consiguiente, ya conocía esa clase de miradas, ya se había
desnudado antes para otros hombres. Sólo que muchos años atrás y en unas
circunstancias muy diferentes. -
Yes, Mr. Hightower, your underwear … Pull it down, please … -
B-but … -
Yes, I can see … I told you, Mr. Hightower, you must not be ashamed of
your most intimate feelings that are now showing off in the promontory of
your manhood … I told you that you are not the first man who has felt this
thrill in very similar circumstances, some of them even right there where you
are at this very moment so magnificently standing up to your fate … As for
the phisicality of your manhood, and most precisely of the organs that embody
your virile condition, I must tell you, Mr. Hightower, you haven´t got the
slightest reason to be ashamed of … Los largos dedos de boxeador del agente capturado del FBI
Zacharias Hightower, entonces, se
deslizan levemente temblorosos bajo la cintura elástica que ajusta la amplia
prenda a las caderas y poco a poco el blanco algodón que cubre las partes más
íntimas de su negra corporalidad va descendiendo por sus muslos de ébano
descubriendo el magnífico tesoro de su afroamericana masculinidad … a pesar
de todas las misiones militares y policiales en las que ha participado –
olfateando en todas ellas el aroma del peligro – nunca imaginó que pudiera
jamás llegar un momento como este y en estas circunstancias que le han dejado
completamente descolocado, a merced de un destino que – a pesar de conocer
muy bien los riesgos inherentes a su profesión – nunca contempló
verdaderamente para él o para su compañero … -
Danny … w-where is Danny? … where is my friend? … Mientras Zacharias Hightower va sacando al aire en toda su portentosa
desnudez su negra verga empalmada, mientras los últimos centímetros del
blanco algodón se desprenden de la hiperbólica bolsa escrotal que desbordaba
la amplia huevera de la prenda íntima en retirada, mientras sus cojones de
toro negro se descuelgan entre los muslos de ébano de la entrepierna y se van
aireando al fin a la vista hipnotizada de todos los presentes, el coloso
afroamericano se acuerda una vez más de su amigo … -
I told you that before, Mr. Hightower, he is alive … but he is not well
… -
H-He was … ra-raped?? … -
Oh, that again? … Please, don´t try to pretend your are a dumb person,
Mr. Hightower. I answered that question before and of course the fact that he
has been … anally devirginized … is precisely the reason why he is not well …
and now … I can see that ALL OF THAT that you were hiding underneath your
underpants is absolutely YOURS … La impresionante verga de ébano del agente capturado del
FBI Zacharias Hightower, en toda su esplendorosa desnudez, alza su vigoroso
tronco coronado por la magnífica cúpula desprepuciada por encima de unos
cojones no menos impresionantes, más que sobradamente adecuados para nutrir
con su savia seminal tan extraordinario instrumento de reproducción. La madre
naturaleza ha dotado a este hombre de la manera más portentosa para cumplir
sobresalientemente con sus funciones reproductivas: esta verga y estos
cojones de coloso están perfectamente diseñados para engendrar en un cálido y
acogedor útero materno otros seres colosales. Es evidente que su cuerpo de
macho magnífico ha sido naturalmente modelado para atraer las miradas de las
hembras, estimular sus clítoris con su sola visión y hacerlos lubricar. Los
sobresalientes glúteos que sostienen los músculos de sus largas piernas de
jayán africano nos hablan de milenarias generaciones de cazadores exitosos o
guerreros victoriosos. Es absolutamente evidente que Zacharias Hightower
desciende de una estirpe de colosos africanos que terminaron sufriendo, a
pesar de su privilegiada genética, el triste destino de ser derrotados por
guerreros más inteligentes o con técnicas bélicas más evolucionadas, capturados
por cazadores más diestramente facultados que terminarían vendiéndolos a
traficantes árabes de carne humana que a su vez los venderían a otros
traficantes blancos que finalmente los llevarían, hacinados y encadenados en
las hediondas sentinas de los barcos negreros, a su infamante destino: la
esclavitud en las plantaciones de América. Los orígenes
de Zacharias Hightower, este agente del FBI capturado. -
P-please, ssir … can I have a … glass of water? … -
Oh, that again, Mr. Hightower … you must be so thirsty … -
I need … some water, p-please … El agente del FBI capturado Zacharias Hightower está, verdaderamente,
sudando: desde su magnífica cabeza afeitada a sus pies enormes de amplia
planta que se aposentan, pese a ello, levemente inestables sobre el pavimento
un poco resbaladizo, la negra piel que cubre sus cincelados músculos aparece
perlada de gotitas de sudor que se deslizan en hilillos de agua salada por la
suavidad de la epidermis desnuda, que humedecen la dureza de los músculos
contraídos, de la carne en tensión sometida a un intenso estrés emocional.
Zacharias Hightower está sometido a una mescolanza de sensaciones tan
intensas y contradictorias que por unos instantes pareciera como si sus
poderosas piernas estuvieran a punto de abandonarle en su sostenimiento, que
sus rodillas fueran a doblarse y toda su corpulencia fuera a desmoronarse
como un edificio de apariencia magnífica pero con los cimientos construídos
sobre una zona fangosa. Como un gigante con los pies de barro … -
Are you feeling well, Mr. Hightower? … -
N-No, s-sir … I-I´m not feelin´… well … -
Do you have any … medical condition, Mr. Hightower? … -
I-I … sometimes … my blood pressure is … high … -
But I suppose … a dedicated sportsman like you … you have a
healthy diet … -
I-It´s just … I´m a bit … dizzy … -
Is all of this … overwhelming you, Mr. Hightower? … Sí, es cierto: este tipo inquietante que parece
leer en su mente, escudriñar secretos de su alma de los que ni incluso él
mismo es totalmente consciente, no ha tenido que realizar en este momento un
minucioso ejercicio de observación para darse cuenta de que, efectivamente,
todo esto lo está sobrepasando … Su desnudez, esta desnudez, con esos amplios calzoncillos de algodón blanco –
un poco ridículamente trasnochados, estos que pudiera haber llevado su abuelo
– que él mismo ha hecho descender por toda la longitud de sus piernas de
pívot de baloncesto – lo tentaron, alguna vez, para ello – obedeciendo sin
más demora o vacilación las indicaciones de su captor y que ahora yacen un
poco enredados entre los tobillos de sus negros pies de amplia planta, un poco
inestables sobre el resbaladizo pavimento … -
Take your feet off your underwear, please … Yes, that´s it, thank you,
Mr. Hightower … You are not going to need these anymore … The moment will
come when we will provide you with some special garment that will cover again
that magnificent manhood of yours for some modesty and hygiene during the
time of your captivity: taking into account you favour white fabric – that by
the way makes such beautiful a contrast with the blackness of your skin – and
honouring the Most Honourable in whose hands you are eventually going to be
delivered for the supreme fight for your life we all expect you will be an
honourable contender if not a survivor – we will provide you with a fundoshi
that I am perfectly sure will fit supremely your magnificent body … Beom Seok Kim fijó entonces sus ojos en la verga totalmente empalmada de
su presa: ni siquiera en su completa desnudez la sangre refluía en el
interior del vigoroso tronco viril coronado por una cúpula de ébano que
apuntaba hacia delante en verticalidad promisoria de fecundación, que incluso
se iba alzando poco a poco apuntando hacia arriba, como un mástil que va
levantándose por su propio impulso, por el incesante fluir de la sangre que
su corazón bombea y que hincha esa vena que serpentea a lo largo del miembro
poderoso … El superintendente general de la policía de Corea del Sur, el
hombre que verdaderamente había capturado a esta magnífica presa, suspiraba
silenciosamente con satisfacción al contemplar a este soberbio ejemplar: la
fronda púbica que hasta entonces el amplio calzoncillo había velado se
desplegaba ahora completamente descubierta, el vello muy negro, sedoso y
acaracolado hacía parecer incluso, por contraste, un poco menos negra la piel;
los cojones, de grandioso tamaño y contextura, semejaban a instantes músculos
que se flexionaban, ascendiendo y descendiendo alternativamente – ahora el
derecho, un poco después el izquierdo – en el cuero corrugado de su bolsa
escrotal, como los bíceps de un atleta que se ejercita en el gimnasio, como
si estuvieran dotados de su propia vitalidad … -
How old are you, Mr. Hightower? … -
Umm … I-I´m 43 … I-I´ll be 44 … next month … -
Oh, I am so sorry, Mr. Hightower, but let me tell you I
very much doubt that … that you will be 44 next month … it is just the
beginning of this month today and … it is not in the habitude of the Most
Honourable to postpone his fight with a captured man of his selection that
far … I have already told you it is in the habitude of the Most Honourable to
fuck and then … to kill … the men he vanquishes … taking into account you had
a brief but nonetheless not at all unworthy career as a professional
heavyweight boxer you will fight the Most Honourable in the Ring of Death … El sonido de los
latidos del corazón del capturado agente del FBI Zacharias Hightower batiendo
contra las poderosas costillas de su amplia caja torácica se volvió tan
fuerte que el finísimo oído de Beom Seok Kim casi pudo percibirlos, de la
misma manera que sus brillantes ojillos almendrados pudieron distinguirlos en
el pálpito de la verga erecta de aquel hombre magnífico, en la punta de
aquella cúpula de ébano ahora palpitante. El poderoso pecho de culturista
natural que el agente Hightower se había encargado de revigorizar en intensas
sesiones en el gimnasio a lo largo de todos aquellos años ascendía y
descendía al principio lentamente pero cada vez con fuelle más acelerado cada
vez que su captor le recordaba el destino que le habían preparado: aquella
lucha a muerte con el coloso japonés que tan cruelmente había humillado a su
joven compañero, que ante sus propios ojos espantados y fascinados había
agarrado a Danny por los cabellos y lo había alzado a pulso del suelo donde
se había acuclillado, encogido de pavor, casi desnudo, con su pequeño suspensorio
orinado; sí, Danny se había quebrado emocionalmente cuando ni siquiera había
comenzado lo peor para él, se había meado en los pantalones anticipando el
horror, se había roto, como una vajilla delicada, nada más comenzar el
banquete en el cual su joven compañero iba a ser sólo el aperitivo inicial,
reservándolo a él como plato fuerte. -
T-The Ring of … D-Death …?? -
Yes, Mr. Hightower, the Ring of Death … You have already
contemplated our fights to the death in the oval ring … in order to
honour your boxing career of youth, as I said not at all unworthy, you will
fight the Most Honourable between the ropes, and I am most convinced that you
both will shake them – yes, you indeed will put up a supreme fight – and
irrigate the canvas with your sweat and your precious blood … -
B-But … w-why … to the … d-death …? -
Are you afraid to die, Mr. Hightower? … -
I-I … don´t wanna die … -
Why? … -
I-I´m … -
Still young? … You are 43 years old … and you will not be 44 … Why would
you want to reach old age? … You are mature enough for the grave, don´t you think? … Why
do you shave your head, Mr. Hightower? … You don´t look like a man who
suffers alopecia, men of your race are not prone to baldness … is the hair at
your temples beginning to turn grey? … You don´t like grey on your black
complexion? … Are you afraid to begin looking like your father? … You don´t
have to worry about that, because you will never look like your father … In
fact, your shaved head makes you look like … it perfectly delineates your
skull … Un escalofrío serpentea sinuoso por la prolongada
espina dorsal del agente Hightower ante la impresión que a través de su oído
en su mente provoca aquella última palabra: la asociación de su cráneo
afeitado con la calavera en la que en no demasiado tiempo – así se lo asegura
su captor – se convertirá. La columna vertebral de Zacharias Hightower
aparece ligeramente encorvada mientras sus grandes ojos castaños miran con
expresión triste a la cámara que sin que él sea totalmente consciente está
tomando primeros planos de sus rasgos faciales. Era el agente Hightower,
verdaderamente – considerando incluso los marcados excesos negroides de las
amplias fosas nasales que le otorgaban ese aire de familiaridad con el simio
o la hiperbólica carnosidad de sus amplios labios tan característica de los
de su raza – lo que muchísimas mujeres y no pocos hombres considerarían “un
hombre guapo”: la disposición de las tupidas cejas por encima de unos ojos
singularmente atractivos, su fino bigote que desciende por las mejillas hacia
la barba de terciopelo negro levemente veteada de gris aperillada en el recio
mentón, el cráneo contundente pero proporcionado con pómulos y mandíbula
conformando un óvalo de casi perfecta simetría; los intermitentes flashes de
la cámara fotográfica estaban absorbiendo el rostro del agente capturado del
FBI Zacharias Hightower en estos momentos de uno de los primeros días del
último mes de su vida … -
Well, Mr. Hightower, this photographic session of your processing is coming to an end and in just a few moments you will have your glass of water and you
will be able to see your dear
friend … but before that would you be so kind as to turn to the right and
give us your profile again … yes, to
the right … again … thank you, Mr. Hightower, that´s right, now stand like
that, look at the wall on your right … Zacharias
Hightower obedeció las indicaciones de su captor en todo momento sin mostrar
reticencia o el más mínimo asomo de rebeldía: para aquel coloso negro y
desnudo de casi dos metros de estatura las palabras de ese pequeño coreano
cuya cabeza apenas le llegaba a las costillas semejaban una especie de
brújula que lo orientaba en su desconcertado aturdimiento; siguió sus
instrucciones girando sobre sus plantas inestables hacia la derecha, mirando
sin pestañear apenas y con la boca ligeramente entreabierta hacia el lugar
que se le indicaba poco antes de que los fogonazos de los nuevos flashes
iluminaran de intensos destellos blancos el ébano de su piel. Su verga
colosal seguía apuntando en verticalidad hacia la dirección en que su cuerpo
se giraba y sus cojones de toro negro oscilaban pendulantes en la curvatura
del movimiento. Tenemos que admitir que, de perfil, el exceso hiperbólico de
sus labios negroides y el achatamiento de su nariz a causa de motivos
genéticos y profesionales desbarataban en parte la armonía ovoidal de su
rostro de frente y le asemejaban bastante más al simio: reconozcámoslo pues,
al margen de consideraciones racistas, esto es una evidencia en la mayoría de
las personas de raza negra. Así pues podemos decir que de perfil el agente
capturado del FBI Zacharias Hightower no
era tan guapo. La silueta
sobresaliente de sus poderosos glúteos desnudos alzándose sobre las
larguísimas piernas, sin embargo, aparecía como un maravilloso portento de la
naturaleza, como de igual manera suele suceder en la mayoría de los
individuos de su raza, si bien en este caso con unas características
colosales. El culo de Zacharias Hightower era algo que verdaderamente excedía
cualquier pálido intento de cantar las alabanzas de su hermosura. -
You have a wonderful ass, Mr. Hightower, let me tell you this … I must confess that I have never in my
entire lifetime up to this moment seen such a magnificent ass in a man before
… A good part of the strenght in your colossal body seems to be concentrated
in your amazing backside … I have heard, Mr. Hightower, that even in black
men of advanced age the gluteus maximus muscles never turn floppy and go
down, that they maintain their strenght, suppleness and solidity practically
from cradle to grave … and I am perfectly sure that will be the case in yours
… and now please, turn to the left … yes … that way … to the left, thank you,
Mr. Hightower … Durante bastantes
años el agente del FBI Zacharias Hightower había trasladado a hombres
detenidos desde el vehículo patrulla hacia las dependencias policiales para
que sus compañeros les tomaran las huellas dactilares y les realizaran su
ficha policial tomándoles aquellas fotografías de frente y de perfil que los
identificarían como convictos de actos criminales antes de su encarcelamiento
y posterior comparecencia ante un tribunal de justicia. Aquellos hombres,
seguramente impresionados por la sobresaliente corpulencia y estatura física
del hombre que les había arrestado, colocado las esposas y conducido para tal
fin a esas dependencias, nunca le oponían resistencia, temerosos con toda
seguridad de que un simple amago de oponerse a semejante coloso podría haberles
traído consecuencias físicamente inasumibles. El agente Hightower, sin
embargo, solía presentar en esos momentos ante ellos su cara más amable
incluso aunque el proceso del arresto hubiera conllevado la suficiente y
necesaria dosis de violencia física para ejecutarlo: tras haberles colocado
las esposas Zacharias Hightower les recitaba amablemente, con su profunda voz
grave de barítono atemperada por el tono gentil, sus derechos … “You have the right to remain silent. Anything you say can
and will be used against you in a court of law. You
have the right to talk to a lawyer and have him present with you while you
are being questioned. If you cannot
afford to have a lawyer, one will be appointed to represent you before any questioning, if you wish one …” No: Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de
Corea del Sur, su captor, no estaba leyéndole al agente del FBI capturado
Zacharias Hightower ninguno de estos derechos; su voz era siempre amable y
educada en aquel inglés de caballero victoriano con ínfulas de esteta
decadente, tan extraño a los oídos del muchacho negro de Harlem que el agente
Hightower aún llevaba dentro a pesar de tantos años de madurez y formación,
pero tras la captura y durante todo este tiempo de lo que Beom Seok Kim había
llamado su procesamiento Zacharias Hightower había sido obligado a
desnudarse por completo e informado de que su compañero Daniel di Lorenzo
había sido violado por aquel coloso japonés al que llamaban el Muy Honorable
Morimoto Kenzo y de que él mismo iba a enfrentarse con aquel hombre de
temible presencia en lo que llamaban el
Ring de la Muerte. Desde que
sintiera el frío contacto del cañón de una pistola en su poderosa nuca negra,
del de otra presionando contra sus costillas, desde que sintiera en sus
poderosas muñecas la tenaza del frío metal de las esposas que las
inmovilizaba a sus espaldas con ese click-click
tan familiar para él, desde que escuchara las primeras palabras de su captor
indicándole lo que debía hacer y la dirección en que debía desplazarse, el
agente Hightower fue consciente de que
esta vez se volvían las tornas y pasaba de captor a capturado. Desde entonces
había obedecido todas las indicaciones de Beom Seok Kim y ahora estaba aquí,
completamente desnudo, ofreciendo sumisamente su cuerpo colosal a los flashes
fotográficos que captaban cada una de las curvas y pliegues de sus cultivados
abdominales cuando se mostraba de frente, la soberbia convexidad de sus
glúteos hercúleos cuando lo hacía de perfil, la obscena erección de su
hiperbólica verga negra en todo momento … -
Our photography session is coming to an end, Mr. Hightower, so finally
please would you
be so kind as to turn around so you can give us a wonderful view of your
backside as you look at the wall … yes, that´s right, thank you … open up
your legs just a little, yes, that´s it … look straight ahead at the wall …
lift up your head, we are also measuring your height with the metric scale at
your right … yes, that´s better, try to keep your vertebral column straightened:
I know you are a very tall man with a powerful physique and I understand men
of your height and size tend to bend over for some reason that affects your
bodily posture, I suppose it has something to do with you trying to look at
the face of people much shorter than you … Desde niño Zacharias Hightower había sido un chico muy alto
pero fue durante su primera adolescencia que su cuerpo dio el tremendo
estirón que le llevaría sobre la planta de sus pies desnudos casi a los 2
metros de estatura; con un calzado normal, casi los sobrepasaba. Y
efectivamente esa enorme estatura le obligaba a mirar a los demás inclinando
sus ojos por debajo de su línea de visión horizontal. Durante sus años de
boxeador, las cabezas de la mayoría de los hombres a los que se enfrentó en
el cuadrilátero sobrepasaban apenas el eje horizontal de sus hercúleos
hombros: el gran Muhammad Ali, con el que se midió en el ring cuando éste aún
llevaba su indigno “nombre de esclavo” Cassius Clay, no era precisamente un
enano a su lado pero con su 1´91 m. de estatura todavía estaba 7 cm. en desventaja por
debajo de él. A pesar de ello el joven aspirante a la corona de los pesos
pesados Zack “Iron Fist” Hightower sucumbió finalmente por KO ante el mítico
campeón que revolucionaría para siempre el mundo del boxeo y quedaría para la
historia como el único y verdadero dios. Así que no pudo ser y tras ofrecer
un magnífico combate totalmente a la altura de su rival el joven Zack
Hightower terminó escupiendo su protector bucal y mordiendo la lona con el
rostro hinchado y ensangrentado por los golpes de El Más Grande. Lo que nadie llegó a saber es que Zack Hightower
se derrumbó sobre la lona con la verga totalmente empalmada bajo la amplia
cobertura de sus holgados calzones de pugilista: tan sólo aquella holgura de
la deportiva prenda y el elástico suspensorio interior que contenía las
dimensiones más obscenas de la erección impidieron que miles de espectadores
fueran testigos de que el joven Zack
“Puño de Hierro” Hightower cayó noqueado a la lona en un clímax de excitación
que lo llevó casi al borde de un orgasmo. Esa verga que se empalmó ante los
golpes de Cassius Clay era la misma que ahora se empalmaba completamente
desnuda ante esta sesión de procesamiento
a que estaba siendo sometido el agente del FBI Zacharias Hightower bajo
la supervisión de Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de Corea
del Sur, el hombre que verdaderamente lo ha capturado. Al darse la
vuelta obedeciendo las últimas indicaciones de Beom Seok Kim mirando
fíjamente hacia la pared que tiene a su frente el agente Hightower siente un
momentáneo alivio pues en esta postura
su verga empalmada desaparece por unos instantes de la línea de visión de sus
captores. El miembro viril del agente Hightower apenas ha perdido en todos
estos veinte años transcurridos desde su combate con Ali un ápice de sus
portentosas cualidades, si exceptuamos alguna lógica diferencia entre las
potencialidades de un joven de veinte y pocos años y las de un hombre maduro
que pasa de los cuarenta: poco antes de recibir el definitivo gancho al
mentón con el que Ali lo noqueó la verga de Zack “Puño de Hierro” Hightower
se alzaba enhiesta por debajo de su calzón apuntando hacia el ombligo, como
había permanecido durante casi todo el combate, estirando la tela del
suspensorio hasta el límite; en su actual circunstancia de completa desnudez
la verga del agente Hightower apunta horizontalmente hacia la pared y
llegamos a dudar de si una leve inclinación de pocos centímetros que a
instantes se produce se debe a una paulatina pérdida de potencialidad
producida por el paso de los años o a la consciencia de que está ofreciendo
su magnífico culo desnudo a la visión de estos hombres. -
Your backside, Mr. Hightower, is an epiphany of muscular perfection. You must believe me if I
tell you again that I have never contemplated in a man an ass of such an
extraordinary beauty … You definitely possess a superb musculature all
throughtout your body but I must confess that those cupular pieces of gluteal
flesh that you have at your rear excel everything I could have imagined even
in a man of your race and constitution … Oh, please, Mr. Hightower, don´t
close your legs so tightly, you are not a young boy who would be scandalized
by my words; you are a mature, grown up man that doesn´t have to feel uneasy
when another man praises his ass … so open up your legs and allow some space
for your bollocks to take some air, the atmosphere is somewhat stuffed down
here … Zacharias
Hightower inspiró profundamente y, poco a poco, mientras iba soltando el aire
absorbido por sus amplios pulmones con un casi inaudible suspiro que era al
mismo tiempo una especie de gemido, destensando un poco los poderosos glúteos
de ébano que su captor de aquella manera encomiaba y desplazando con un giro
de los tobillos sus pies enormes hacia los lados, fue abriendo las piernas
del modo que le era requerido. Su corazón volvía a palpitar con fuerza y cierto
arrítmico descontrol ante las palabras de Beom Seok Kim y la punta de su
verga empezó a descender un poco apuntando hacia el suelo: el agente
Hightower era consciente de su excitación y por supuesto que hubiera deseado
no ofrecer tan obsceno espectáculo a sus captores, desde muy jovencito su
padre le inculcó las virtudes del pudor y de la castidad antes de encontrar a
la chica adecuada para hacerla su esposa, pero era difícil para el muchacho
no dar rienda suelta a sus efusiones sexuales con una verga y unos cojones de
aquellas dimensiones. El joven Zack Hightower disfrutó de las delicias venéreas
con el sexo opuesto, gustó del placer con las mujeres pero nunca encontró a la chica adecuada para hacerla su esposa: como ya augurara el
bardo Bob Dylan “los tiempos estaban cambiando” y las chicas también … Zack Hightower
conoció poco después de la adolescencia los placeres clandestinos del sexo
entre hombres: durante no demasiado tiempo, es verdad, y porque “la vida era
dura para un chico negro y pobre de Harlem”, pero la memoria de aquellos
encuentros de su cuerpo con el de otros hombres nunca lo abandonó. Los
siguientes encuentros viriles del joven Zack Hightower tendrían lugar en el
cuadrilátero. De todos ellos, el que mantuvo con el joven Cassius Clay fue el
que más profunda impresión le dejó. Con sólo recordarlo, la verga del agente
del FBI capturado Zacharias Hightower vuelve a empinarse otra vez … pero …
¿una lucha a muerte?, ¿con el coloso japonés que ha humillado a Danny?, ¿con
el hombre que ha tratado a su joven compañero como a un muñeco de trapo, como
a un pedazo de mierda?, ¿con el hombre que lo ha violado? … “It is in the habitude of the Most
Honourable to fuck and then to kill the men he vanquishes,” las palabras de su captor resuenan en sus oídos,
vuelven a penetrar en su mente y su verga, sin que él sea al principio
consciente, vuelve a levantar la cabeza … -
“P-Please, s-sir … I´m not feelin´ well … I need w-water, please … -
OK, Mr. Hightower … you can sit on the floor … yes, you can sit there in
the corner while I give you some water … Zacharias Hightower va doblando entonces, para sentarse en el lugar que
su captor le ha indicado, sus poderosas caderas … lo hace lentamente y
mostrando síntomas evidentes de inestabilidad, apoyando una de sus enormes
manos en el suelo … flexiona en alto una rodilla y extiende la otra pierna en
toda su longitud sobre el pavimento, inclina la cabeza hacia atrás,
apoyándola en la pared, cerrando los ojos, resoplando un poco … -
Don´t worry, Mr. Hightower, I told you the atmosphere is a little bit …
stuffy here … Doctor Gwan will measure your blood pressure in a few moments
and he will give you a pill if you need it … Try to relax, I understand these
have been very emotional moments for you in the last hours … Soon you will
meet your friend and you both will be able to rest for a while … The room we
have prepared for you, of course is a cell, but we have tried to make it as
comfortable as possible … given the circumstances … Here, here is your water
… open your mouth, please, I will give it to you … Los gruesos labios del agente Hightower están un poco
resecos, ligeramente cuarteados, y se abren ávidos y sedientos cuando Beom
Seok Kim inclina sobre ellos el borde del vaso de plástico que contiene el
líquido que tanto anhela … bebe, sin embargo, despacio, degustando cada
sorbo, cerrando los ojos mientras deja fluir por su garganta el agua que la
refresca, suspira un poco, se pasa la punta de la lengua por los labios,
recogiendo las gotas depositadas en ellos … abre un poco los ojos y mira a su
captor, con agradecimiento, sin que sea del todo consciente, inclina un poco
la cabeza hacia un lado, vuelve a cerrar los ojos, está cansado … murmura … -
Where is Danny? … where is my friend? … please, take me with my friend
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