FBI Blues

 

 

XVI

 

 

  Las lucecillas rojas situadas a intervalos regulares a lo largo de los pasillos por los que va pasando arrancan destellos de color café a los músculos de brillante ébano del agente capturado del FBI Zacharias Hightower cuando se desplaza por el dédalo al que se vio obligado a descender con su compañero el capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo persuadido por la presión de la pistola en un punto vital de su cuerpo.  Sus largas piernas avanzan hacia la penúltima etapa de su destino final, las amplias plantas de sus pies desnudos se desplazan con pausado paso por el piso de hormigón; se pregunta Beom Seok Kim, su captor, si es aprensión anticipatoria lo que decelera su progreso, o es esta simplemente su manera de caminar: al igual que sucede con otras especies de grandes mamíferos, este coloso de ébano comparte con otros ejemplares de tan elevada estatura – a la manera un poco de las jirafas – esa aparente ralentización del movimiento en el desplazarse de sus prolongadas piernas, lo que posiblemente sea debido a que el cerebro, cauteloso, consciente de la corpulencia de los miembros que desde su centro de coordinación tiene que mover, emite a los músculos motores órdenes de pausado paso para de esa manera más prudentemente progresar. El agente Hightower posee además – lo recordaremos – esa forma particular de caminar de los negros, ese “swing” en el oscilar de sus caderas que, si no se exagera hasta la caricatura de premeditada manera, como suelen hacer los jóvenes macarras de las bandas del “black ghetto” del que este hombre escapó; si un estupendo ejemplar de esta raza lo deja fluir de forma inconsciente, con su cadencia natural, es para los ojos que saben apreciarlo de una elegancia especial. Los ojos de Beom Seok Kim, su captor, saben apreciar el parsimonioso paso de las poderosas piernas del agente capturado del FBI Zacharias Hightower por estos pasillos por los que camina – despacio, pero con determinación – hacia la penúltima etapa de su destino final: la lucha definitiva con  el Gran Oyabun Morimoto Kenzo, allá arriba, en el estrado ovoidal con la calavera de nácar pintada en su centro, como símbolo inequívoco de un destino fatal. Zacharias Hightower sabe muy bien, mientras camina, hacia dónde va: es una lucha a muerte, sin reglas una vez que un árbitro ausente durante todo el combate, dé al principio la señal de comenzar: su oponente, si se impone, puede matarlo en aquel mismo lugar, y si consiguiera sobrevivir en la derrota, sería ejecutado en algún otro lugar; incluso si de esta lucha saliera vencedor, y fuera él quien matara al coloso japonés, la vida del capturado agente del FBI Zacharias Hightower no valdría nada, ya  … sabe, también, que si cae en el combate, será enculado por el vencedor: nunca antes en sus casi cuarenta y cuatro años de existencia nada por ahí, hacia dentro, pasó … nunca tuvo la tentación de nada por ahí, hacia dentro, dejar pasar – eso se dice a sí mismo, al menos, este hombre colosal ante la perspectiva de que otro coloso, con su Verga poderosa, lo pueda enVergar – sabiendo además, como sabe, el estrago que ensartada en el culo de un hombre – no parece mostrar el Muy Honorable por las mujeres predilección – esa Verga poderosa puede causar …

-            Yes, Mr. Hightower, I wouldn´t be honest with you if I didn´t tell you the truth: He raped them … superbly strong, fearsome, mighty men … with His Mighty Schlong … after He roughed them up in the Scaffold of Pain … Mahmut Ulubabayan, the Armenian Turk … Rao Tao, the Polynesian Hunk … Kango-cho Siu, “Kkeumjjighan” … and countless others from all around the world … here in Seoul … in Taiwan … in Japan … and I must tell you – as much as they suffered while being beaten up, The Most they suffered with The Most Honourable´s Schlong Up The Ass … writhing in Pain, begging for Mercy, bellowing like wounded Beasts, shrieking their Agony in High Pitch – their vocal cords singing their Song of Despair in the Widest Spectrum of vocal tones: from the Bass to the Baritone, then to the Tenor in a continuum of masculine mood that progresses through pained falsettos to the Soprano and Cracks in Contralto … till they become dumb with death … I am most curious to know, Mr. Hightower, how you are going to sing the Song of your Deflowerment … I believe in what you said: your cherry-bud has never been picked up to date … black voices are renowned for their intense quality … I am really curious to know how you are going to sing your blues …

 

 Los ojos de Beom Seok Kim permanecen posados sobre el culo en movimiento del hombre que ha capturado: los globulares glúteos emiten, al desplazarse – por efecto focal de las lucecillas rojas – esos destellos de color café y apenas puede apreciarse entre ellos la leve línea de la franja del fundoshi que para este combate viste como única prenda este magnífico ejemplar de masculinidad: el blanco de la tirilla de tela, casi completamente introducida en el surco profundo que separa cada cúpula del culo colosal, sólo se hace visible alrededor de la cintura por detrás … Beom Seok Kim vuelve a estar – como lamentó el agente Hightower – de nuevo “stuck to his ass” … pegado a su culo, como si de este culo fuese celoso guardián, como si debiera preservarlo para el hombre que lo va a encular … Zacharias Hightower es consciente de todo esto mientras avanza con paso parsimonioso – pero con determinación – hacia la penúltima etapa de su destino final … pero ignora lo que allá arriba – en el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro – se va a encontrar … 

 

 El puño del joven japonés impacta – con precisión – en el flanco desnudo del agente capturado del FBI Daniel di Lorenzo, que suelta un grito casi femenil, angustiado, mientras con los brazos levantados, doblados, intenta proteger su rostro de los puñetazos … la cintura de Danny se cimbrea encajando el castigo en cada impacto, completamente incapaz de reaccionar con un golpe de respuesta, pero en su aturdimiento el joven policía prefiere recibir los puñetazos en el vientre, en el estómago, en el hígado, antes que en su rostro … el apalizado policía tiene ya un ojo a golpes casi completamente cerrado, su hemorragia nasal no parece cesar y la sangre le pinta los labios y desciende por el mentón … Tano Kokichi – su apalizador – es apenas un adolescente de dieciséis años que ha comenzado a tatuarse, sobre la espalda y los brazos, sus primeros tatuajes yakuzas; delgado y fibroso, de estatura y envergadura inferior a la de su oponente, se mueve sobre el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro con la felina fluidez de una pequeña pantera que con ataques precisos, de eléctrica efectividad, va poco a poco preparando a su presa para la dentellada final … es consciente el adolescente, no obstante, de que su oponente ha subido al estrado acobardado, debilitado, y apenas al principio pareció presentar cierta oposición … unos pocos puñetazos del primerizo yakuza y el agente americano – como una hoja sacudida por un crudo viento – comenzó a temblar …

-            N-No … p-please … d-don´t hit me … I-I g-give in … don´t hit meee …

-             TWACK … TWACK …

-            Aiiee … aiieee …

-            TWACK … TWACK … TWACK …

-            Aiiee … aiieee … aiieee

 El agente capturado del FBI Daniel di Lorenzo gimotea, manifiesta su miedo, declara su dolor, supera en diez años la edad de este adolescente, en diez centímetros su estatura, posee mayor masa muscular, pero sus músculos, desnudos, se contraen ante los puñetazos de este pequeño matón de barrio que desde muy niño empezó con sus puños a castigar … siente el novicio yakuza, bajo la tela del “fundoshi”, la excitación sexual que siempre le produce apalizar a un oponente – le han dicho que este tipo es un policía capturado por la Yakuza, y es extranjero además, lo que aumenta su excitación  - hubiera preferido mayor oposición, pero la impúdica manifestación del miedo de su oponente es un estimulante cuyos efectos sabe saborear … en el auditorio de estos combates clandestinos impera el silencio habitual – ya lo dijimos, nada que ver con ese griterío ramplón de las películas de artes marciales a las que nos acostumbró la factoría hongkonesa de Bruce Lee y que prosiguió con tantos otros en Hollywood después – y el humo de centenares de cigarrillos se espesa como una nube de nicotina en torno al estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro donde los combatientes combaten en esta lucha final: es el tercer combate anunciado para esta velada, ese en el que el derrotado debe su vida entregar … Danny, en su aturdimiento, en su estupor, es vagamente consciente de ello, recuerda que en este lugar para algunos combatientes la muerte llega al final, y el presentimiento cubre sus músculos desnudos de un sudor frío que permea por cada poro de su piel, pero la prioritaria preocupación del joven policía, ahora, es cubrir su cara con sus brazos alzados para evitar, en lo posible, la percusión de un potente puñetazo … Danny recula continuamente ante el avance amenazante de su adversario, dobla la cintura y contrae el vientre ante cada finta del adolescente que lo está apalizando, boquea y gime de dolor después de cada impacto, sus debilitadas piernas desplazan su cuerpo sin camino cierto por la superficie ovoidal del estrado con la calavera de nácar en su centro: a veces los ojos del joven policía se posan en ella y las piernas parecen querer dejar de sostenerlo en pie … solloza … suplica …

-            N-No … p-please … d-don´t hit me … I-I g-give in … don´t hit meee …

-            TWACK … TWACK …

-            Aiiee … aiieee …

-            TWACK … TWACK … TWACK …

-            Aiiee … aiieee … aiieee …

 Mientras es golpeado, el capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo canta su canción de cobardía, manifiesta su miedo, declara su dolor, los golpes llegan con precisión, con cierta sincronización, castigan las costillas, percuten en el pecho, en el estómago, en el vientre, en el hígado, en el rostro … Tano Kokichi le ha partido el labio, le ha roto la nariz: Danny saborea su propia sangre, la paladea como un néctar que nunca había esperado probar, aprecia su salado sabor … el joven japonés se excita cada vez más al comprobar el efecto del impacto de sus golpes en el cuerpo de su oponente - ¿de su oponente, le ha presentado, tal vez, alguna oposición? – y su adolescente apéndice se alarga, endurecido, bajo el suspensorio estirando la prenda de blanco algodón … Danny se tambalea y por un momento Kokichi le concede una tregua, lo deja estar … su cara de chico malo se ilumina con una amplia sonrisa de sátiro burlón cuando comprueba la mancha de humedad que se extiende por la parte delantera del “fundoshi” de Danny, que se vuelve a orinar … desde que fuera capturado son ya varias veces las que el joven policía se ha orinado … es el intenso miedo que en su mente provoca su circunstancia de cautivo de la Yakuza lo que desde el principio de su perdición ha relajado los esfínteres del capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo – desde el extraordinario estupro a que fue sometido por Morimoto Kenzo ha sido además incapaz en determinados momentos de controlar el paso de sus deyecciones por la previamente prolapsada mucosa rectal – y es la intensidad de ese temor más que el dolor de los golpes lo que hace que Danny gimotee, solloce, suplique … ante un adolescente al que supera en edad, estatura y masa muscular … Tano Kokichi sonríe con su maliciosa mueca de pequeño diablo cuando ve la orina descender por los muslos temblorosos de Daniel di Lorenzo y su verga vibra bajo el “fundoshi” pensando que llega el momento de aplicarle al policía la pena de muerte a que ha sido sentenciado: se le ha dado licencia para matarlo allí mismo, en el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro, y piensa que terminará como ha empezado: a golpes … se dirige hacia el “maestro de ceremonias” y extiende su brazo alargando los dedos de la mano para que este se los introduzca entre los nudillos de acero con los que los tendrá reforzados: ha elegido estos “brass knuckles” para ejecutar al agente americano que aún se mantiene inestablemente en pie con su “fundoshi” orinado … Daniel di Lorenzo observa, en estado de estupidización, al hombre que lo ha apalizado … las temblorosas piernas lo sostienen apenas, ni siquiera es consciente de que se ha orinado, con la boca entreabierta, cubierta por la sangre que aún fluye de la nariz rota, de su labio partido, boquea como si le faltara la respiración, su vientre está contraído, sus hombros caídos … parece esperar, resignado, el momento final …

 

 “Stand up, Danny …”

 El capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo obede la orden – pronunciada con ese particular tono de cortesía al que tiene ya habituados a sus cautivos – de Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de Corea del Sur, su captor … Danny está completamente desnudo y se pone de pie con sus piernas ligeramente temblorosas, mirando con ojos humedecidos al hombre que lo ha capturado … lo hace descendiendo la mirada porque su estatura supera en doce centímetros a la de su captor … Beom Seok Kim sostiene entre sus gordezuelas manos una franja de tela blanca que a Danny le parece una especie de bufanda alargada – por un momento se estremece pensando que con ella ese hombre lo quiere estrangular -  pero su captor tan sólo lo mira con ojos de serena admiración, que manifiesta:

-            You have lost some weight, Danny, during all the time you have stayed with us … but you are still a very handsome man, with a beautiful body to boot …

-            Y-Yes s-sir … th-thank you, s-sir …

-            May I ask you, Danny, how many hours you exercised a day … on average I mean …

-            O-Oh … I d-dunno, s-sir … f-four … f-five hours a day … I think …

-            Martial Arts training … I suppose … as an active enforcer of the law …

-            Yeah, you´re right, s-sir … did wrestlin´ at school … too …

-            Were you good at that … I suppose … Danny …?

-            O-Oh, y-yes, s-sir … I was … I was … good …

-            What can you tell me about your fists … are you a good boxer, Danny? …

-            O-Oh … I d-dunno, s-sir … I mean … never b-boxed … p-professionally …

 Beom Seok Kim mira el miedo en la glauca mirada humedecida de su cautivo y su verga vibra en el algodón de la prenda interior que recubre el pantalón: son verdaderamente hermosos los ojos del capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo, y la mezcla de miedo y melancolía que aprecia en ellos los hace más hermosos aún: la mirada del mártir es siempre de una suprema belleza, como los grandes pintores de la historia nos han hecho apreciar, y es sin duda alguna muy bello el cuerpo desnudo de este joven ejemplar, a pesar de haber perdido en efecto – por efecto de los traumas de su cautiverio – un poco de su masa muscular … Beom Seok Kim tiene la tentación de deslizar sus dedos por los contornos que brillan perlados de pequeñas gotas de sudor y tomándolas en ellos llevar esas gotas a sus labios, probarlas, saborear su salado sabor … pero de alguna manera el superintendente general de la policía de Corea del Sur es un hombre moderado que no gusta de importunar a sus cautivos con extravagantes muestras de adoración … tomando pues la alargada franja de tela blanca en sus manos dobla un extremo y lo extiende sobre el hombro izquierdo de Danny, después se coloca detrás …

-            Open up your legs a little, Danny, spread your feet …

-            Y-Yes … s-sir … w-what´s th-this … s-sir …?

-            You are going to fight … you need to be … properly dressed … for the fight …  don´t you think so? …

-            Y-Yes … s-sir … I mean … yeah … yeah … 

 La banda longitudinal de tela blanca desciende en casi su totalidad desde el extremo doblado posado en el hombro por el cuerpo desnudo de Daniel di Lorenzo hasta el suelo donde reposa entre sus pies un poco abiertos hacia cada lado: por un momento pensaríamos que es una especie de inmaculada túnica y Danny un joven patricio romano que la va a portar elegantemente para acudir a alguna fiesta palaciega en el Palatino o encaminarse hacia las termas para ejercitarse en la palestra o departir entre masajes tonificantes y  baños de agua cálida o templada con otros jóvenes patricios; resalta esa impresión la evidente belleza y atlética configuración de sus músculos en el torso y las piernas, pese a la palidez que – perlada por el sudor que desprenden los poros de su piel – priva a su carne de la tonalidad rosácea que se apreciaría en circunstancias de normalidad si el capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo no hubiera sido sometido a prolongados días de cautiverio y a la prolongada privación de la radiación solar, sin exceptuar – por supuesto – el tormento corporal y mental del extraordinario estupro y la anticipación de la aniquilación … Beom Seok Kim señala entonces apuntando con uno de sus gordezuelos dedos los pequeños genitales del joven policía, y le dice:

 

-            Grab the cloth with your hand, then hold it against your penis and testicles, Danny, so I can help you to dress yourself up …

-            Y-Yes … s-sir … I mean … yeah … yeah … thank you, s-sir …

 La dotación genital de Daniel di Lorenzo no es algo de lo que se pueda precisamente vanagloriar: ni siquiera en estado de excitación sexual la pequeña verga de este hombre joven y guapo ha sido algo que a sus muchas conquistas femeninas haya podido impresionar, pero no por ello ha dejado a muchas de ellas de enamorar y envergar … la púbica pilosidad que la rodea no es excesiva pero extiende una considerable sombra sobre el pene y las pelotas del policía … Danny aprieta la prenda con su mano derecha contra su pequeña dotación genital: se diría que se la cubre con cierto alivio, que el agradable contacto del algodón con sus privadas partes hace disminuir un poco su ansiedad …

-            That´s right, Danny, hold it up there … I am going to dress you up …

-            Yeah … yeah … yeah …

   Beom Seok Kim se acuclilla entonces detrás de Danny, extiende el brazo entre las piernas del policía, agarra el extremo inferior de la franja de tela blanca, se levanta alzándola a su vez entre los muslos separados y elevándola por encima del culo desnudo, comienza a circundar la cintura … una porción de la prenda se introduce entre las nacaradas nalgas, y al sentir la penetrante presión Daniel di Lorenzo se estremece y expele un pequeño gemido … no han cicatrizado aún las heridas de su desvirgamiento, los estragos del estupro, de los dos enculamientos … sus esfínteres anales están definitivamente desgarrados, en lo que fue su ano hay ahora un pulsante agujero boquiabierto, algunas veces defeca involuntariamente, y cuando consigue controlar el paso de las heces por la mucosa rectal es para Danny una pequeña proeza de la que casi se siente orgulloso, un paso importante en un proceso de rehabilitación bastante incierto … 

-            Aiee … easy, s-sir … easy … don´t tie it too tight … it hurts … it hurts …

-            I know, Danny … I know that your asshole hasn´t healed yet … I´ll go easy … it´s just a moment …

-            Yeah … yeah … p-please … th-thank you, s-sir …

-            You´re welcome, Danny … you´re welcome …

 Beom Seok Kim toma entonces el extremo de la prenda que pende del hombro de Daniel di Lorenzo y tirando de la franja de tela la hace descender por el costado del joven policía hasta colocarla a la altura del coxis … pasa entonces el extremo por debajo de la franja previamente introducida entre las nalgas y enlaza ambas partes anudándolas a continuación en espiral alrededor de la cintura del capturado agente, que se deja vestir pasivamente, mirando hacia el frente con una especie de pávida expresión …

-            It´s almost over, Danny … you see the piece of cloth hanging in front of your crotch … well … now I am going to take the end of that … pull it up … and … rope it around the piece between your ass cheeks … this way you have this kind of … jockstrap clutching your crotch tight … and your private parts well protected … how do you like it, Danny … are you not … properly dressed … now …?

-            Yeah … yeah … th-thank you, s-sir … b-but … w-what´s this for …?!

-            Oh … I told you before, Danny … you look such a dumb boy sometimes … you are going to fight …

-            F-f-fight? … b-but … for w-what … s-sir …?!

-            For your life, Danny … for your life …

 

 El agente capturado del FBI Daniel di Lorenzo es apenas ya – en este estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro – poco más que un niño asustado, paralizado por el pavor … apoya su cuerpo apalizado con el “fundoshi” orinado en uno de los  postes cilíndricos de pulida madera que erigidos en cada uno de los extremos de la ovalada superficie señalan las posiciones de partida de cada pareja de luchadores y les sirven – a falta de cuerdas u otros puntos de apoyo – para apoyando en ellos sus castigados cuerpos tomarse un instante para inspirar un poco de aliento y continuar el combate hasta su conclusión … Danny se ha dirigido con piernas temblorosas y la visión borrosa hasta este punto de referencia en esta etapa de su prolongada pesadilla: se ha abrazado a este poste de madera como un náufrago al palo mayor de su naufragado navío y en este lugar se sostiene como un escualo boqueante que extraído de su natural elemento parece apenas tener ya fuerzas para respirar … él que durante un tiempo pretendió la impostura de hacerse pasar por un pequeño tiburón de las fuerzas de la ley y el orden, que con su petulante pantomima de “poli malo” pretendió a todos – y a todas – impresionar … “Bad Cop Danny” el compañero constante de “Good Cop Zack” … es extremadamente difícil mantener esa impostura cuando llega – como llega para todos – la hora de la verdad … Beom Seok Kim supo desde el principio que este petimetre – este policía de pacotilla – no soportaría ni siquiera el primer minuto de esa hora de la verdad … el Muy Honorable Morimoto Kenzo – sabiendo que de este patético personaje poco podía aprovecharse más – quería ejecutarlo ya … pero Beom Seok Kim convenció al Gran Oyabun de la Yakuza para que el capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo fuera sometido a esta penúltima humillación antes de su pública ejecución …

-            W-who´s g-gonna f-fight mee …?!

-            Oh Danny … you don´t have to care … too much … he is just a boy … Tano Kokichi … is his name … he is just sixteen years old … a little devil he is indeed, a rookie yakuza … an amateur boxer … they say his punches hurt like bloody hell … but you are a strong young man, Danny, I think you can resist him and punch him back … I saw you training one day in “The American Ninja” with Zack … I went to your gym one day with some of my men … “I just want to lose some weight,” I told you … but you didn´t seem to notice me at all … you were so busy looking at your pretty body in the mirror while you punched the punching bag … you have some style … punching the bag …

-            H-He is a-a-a … yakuzaaa …?!

-            Of course he is … oh Danny, you look such a dumb boy to me, sometimes … I have already told you that …

 

 El reflejo metálico de los nudillos de acero en la mano de Tano Kokichi impacta en la retina de Daniel di Lorenzo y al llegar a su cerebro sus pupilas se dilatan por efecto de ese impacto: Danny sabe muy bien lo que el muchacho tiene en su mano, sabe que con esa manopla este pequeño diablo puede matarlo; con la sola potencia de sus puños desnudos el joven yakuza ha quebrado cualquier posibilidad de resistencia que pudiera quedar en este agente americano, al que le ha clausurado un ojo en purpúreo hematoma, privándole así de la mitad de su visión, le ha fracturado la nariz y partido un labio, pintándole la boca boqueante con su propia sangre, que su propia lengua lame y su paladar paladea … con el pincel de su puño ha dejado purpúreas pinceladas en el pecho de su oponente, en el estómago, en sus abdominales de atleta … hígado, vesícula, páncreas, intestinos … han sido castigados … si Danny aún no se ha derrumbado es precisamente por la práctica permanente de las marciales artes que apenas le han servido para oponer resistencia al castigo de este joven japonés, de este pequeño diablo yakuza que se jacta ante el auditorio – con simiesca sonrisa y saltitos salvajes de monicaco – como un niño travieso que se deleita en su travesura y saborea con anticipación el placer de matar a un hombre, simplemente por eso, por diversión …

 Aunque es verdad – Beom Seok Kim, su captor, lo sabe muy bien – que el capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo se había quebrado como porcelana delicada muchos días antes de este combate final … acompañándole por los pasillos de este subterráneo dédalo hacia las escaleras por las que iba a ascender hacia el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro, el superintendente general de la policía de Corea del Sur se dio cuenta de hasta qué punto estaba ya derrotado el agente Daniel di Lorenzo … las lucecillas rojas incrustadas a lo largo de las paredes de hormigón de los pasillos arrancan destellos de color de rosa a los músculos nacarados del joven policía que parte hacia la penúltima etapa de su destino final … los pálidos pies de Danny pisan con paso incierto el pasillo que le lleva a su pública humillación, sus pálidas piernas, torneadas por tonificado músculo, parecen vacilar … la deliciosa curvatura de su culo desnudo refleja igualmente esa rosácea tonalidad, los pequeños globos de sus glúteos parecen vibrar …

-            W-Where are we goin´… s-sir …?!

-            To your fight, Danny, to your fight … don´t repeat yourself, and don´t make me repeat myself …

-            Yes s-sir … I´m sorry, s-sir …

-            I hope you don´t make a show of yourself, Danny … you know … you are a strong young man … a brave enforcer of the law … the little devil you are going to fight is a yakuza … you came here with Big Zack to fight the Yakuza, did you not … to arrest the assassins of Mr. Ishikawa … have you forgotten that? …

-            I-I … d-dunno … I c-can´t remember q-quite well, s-sir …

-            Well, Danny … it´s useless for you any pretence of forgetfulness about that … you know what … this Tano Kokichi, this little devil you are going to fight, is the nephew of Takahashi Koji … the man who killed Mr. Ishikawa with his own hands … the man who cut off his cock and balls …

-            O-Oh … s-sir … p-please … oh … oh … oh … 

 

 Los pechos de centenares de hombres aposentados en los asientos de las gradas que circundan el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro contienen el aliento entre las nebulosas de nicotina cuando ven al enjuto adolescente aproximarse con los nudillos de acero en el puño hacia su apalizado oponente … saben que en este tercer combate de la velada el vencido no tendrá una segunda oportunidad y aunque pocos han apostado por el agente americano – desconociendo las condiciones en las que este subió al estrado – esperan al menos presenciar una emocionante ejecución … Tano Kokichi ha recibido instrucciones para que contenga su adolescente impulsividad y aniquile a su oponente prolongando durante unos minutos su agonía antes de hacerlo expirar … el “maestro de ceremonias” se adelanta al apresurado adolescente y con aspavientos y ademanes de sus brazos le ordena detenerse y recular hacia el poste de madera pulida que señala su posición … el muchacho obedece y el “maestro de ceremonias” le muestra una segunda manopla de acero que en su otra mano – para reforzar su otro puño – debe llevar … el adolescente sonríe con su mueca de malicioso macaco y extiende su otro brazo para que la segunda manopla de acero pueda entre sus dedos penetrar … el “maestro de ceremonias” es coreano pero intercambia con el muchacho unas palabras en japonés … le dice que tiene que ultimar a Daniel di Lorenzo ateniéndose a las instrucciones que él le está transmitiendo, y que enumeramos en este punto de nuestro relato:

·           Lo primero: no debe golpearlo más en la cara (Beom Seok Kim quiere preservar durante un tiempo la bonita cabeza de Danny, y golpes adicionales con los puños de acero podrían deteriorarla hasta un punto irreversible que hiciera imposible su reconocimiento)

·           Lo segundo: debe concentrar los golpes en las costillas, hasta quebrárselas (eso puede provacarle una hemorragia interna que haga que Danny termine ahogándose en su propia sangre)

·           Lo tercero: debe partirle las piernas, pateándole las rótulas hasta rompérselas (es por eso por lo que mientras le da esta última instrucción el “maestro de ceremonias” coloca por encima de los tobillos del adolescente unos grilletes de acero que refuerzan la parte inferior de sus piernas como reforzaron los nudillos sus puños primero)

 

 Ahora sí: completamente equipado, el pequeño verdugo se aproxima – reglamentariamente – hacia el condenado … Danny lo ve aproximarse y, abriendo mucho los ojos, parece entrar en pánico …

-            O-Oh … oh … oh … oh … n-no … n-no … n-no …

 Tano Kokichi despliega sus músculos faciales en una amplia sonrisa mostrando la mandíbula y sus colmillos de macaco mientras Daniel di Lorenzo se desprende del poste al que se había abrazado y con pasos vacilantes comienza a caminar – apartándose del adolescente que se aproxima hacia él amenazante – circundando el borde del estrado ovalado con la calavera de nácar en su centro … Danny camina sin camino cierto por el perímetro ovoidal que circunvala el campo de combate, sus piernas temblorosas no parecen llevarlo a ninguna parte, su desplazamiento parece apenas aplazar el terrible momento … en cualquier otro auditorio se hubieran escuchado entonces silbidos de desaprobación, insultos, humillantes risotadas … pero no es ese el estilo de estos hombres que desde sus asientos contemplan concentrados – sus cuerpos envueltos como todo este espacio por las nebulosas de humo que expelen de sus bocas, o ascienden desde las puntas de sus prendidos cigarrillos – el desenvolvimiento de este encuentro entre Tano Kokichi y Daniel di Lorenzo … es muy sencillo, es muy simple … cuando un combatiente, acobardado,  comienza a caminar con temblorosos pasos por el perímetro ovoidal de este estrado con la calavera de nácar en su centro, eludiendo ese espacio central donde debe dirimirse el desenlace fatal de este encuentro, un corpulento cancerbero,  específicamente empleado para ese empeño, se aproxima al borde del estrado armado con una larga estaca de madera maciza y golpea sin compasión las piernas del cobarde, indicándole con iracundos gestos que debe desplazarse hacia el centro, confrontar en ese lugar a su oponente, combatir con él hasta la conclusión del encuentro, que no puede ser otra que la muerte, a manos del otro, de uno de ellos …

-            Crack! … Crack! … Crack! …

-            Aiieee! … Aiieee! … Aiieee!

    El palo golpea, con persuasivo efecto, las piernas de Daniel di Lorenzo … que se aparta del borde del estrado, que se aproxima hacia Tano Kokishi sabiendo que huyendo del palo se acerca al acero … Danny expresa el espanto en su cara y en su cuerpo, adelanta los brazos con las manos abiertas en ademán de súplica, la angustia hace vibrar su vientre, la ansiedad parece asfixiarlo, balbucea, boquea, babea …

-            N-No … n-no … n-no … p-please … p-please let me go … I-I d-don´t wanna … I-I d-don´t wanna d-die … I-I d-don´t w-wanna d-die … I-I d-don´t w-wanna …

-            TWANK … TWANK … TWANK …

-            AIIIEEEE … AIIIEEEE … AIIIEEEE …

 Los puños de Tano Kokichi, ataviados de acero, golpean en las costillas de Daniel di Lorenzo, dejan impresas en ellas las huellas de los hematomas, quiebran por debajo del músculo los huesos … tan solo tres impactos y Danny aulla un dolor inefable, un infierno en su carne, un averno en sus huesos …

-            TWANK … TWANK … TWANK …

-            AIIIEEEE … AIIIEEEE … AIIIEEEE …

 Tres impactos más, en el vientre, en el hígado, en el plexo … y vomita sangre Daniel di Lorenzo … mana en manantial, por su pecho, por su vientre, impregnando la prenda que cubre su pene y sus pelotas, empapando el algodón, lo pinta de púrpura, y Danny se vuelve a vaciar … las heces descienden por sus piernas, es algo tan visible que todos pueden verlas, el olor a descomposición es intenso, sus vísceras las han tenido que evacuar … Tano Kokichi ríe, como una pequeña hiena, y hace el gesto ostentoso de pinzar con dos dedos las aletas de su nariz, exhibiendo cuánto le ofende el insoportable olor … ni siquiera en ese momento la audiencia lo acompaña en su risa: estos hombres están tan concentrados en lo que contemplan que unas carcajadas les hubieran quitado el tiempo imprescindible para esa contemplación … los que han apostado por el agente americano hacen, eso sí, aspavientos de decepción, al ver el estado en que el pequeño yakuza ha dejado a un luchador que les habían anunciado como un experto artista marcial … “¡pero esto es una estafa!” se oye a alguno, finalmente, alzar la voz y protestar … tan solo un momento, un instante antes de que el corpulento cancerbero, armado con su palo, haga ademán de aproximarse al descontento … cuando Beom Seok Kim asciende finalmente las escaleras que desde los pasadizos del subterráneo dan acceso al espacio donde se encuentra el estrado con la calavera de nácar en su centro no siente decepción alguna pues encuentra lo que esperaba encontrar: el pequeño diablo yakuza está aniquilando lo poco que queda del capturado agente del FBI Daniel di Lorenzo … no esperaba sin embargo que los golpes del adolescente pudieran descomponerlo de esta manera, dejarlo en este estado … la mierda del agente americano desciende por sus piernas cubriéndole los temblorosos muslos de una capa amarillenta que se vierte en la pulida madera del estrado como un manantial … los pies desnudos de Danny resbalan en ella y cae sobre su culo cagado provocando – esta vez sí – las risotadas del personal que presencia sus patéticos intentos de escapar a su destino desde las gradas de este coliseo fatal … cuando sus oídos captan las carcajadas  Daniel di Lorenzo queda por un instante paralizado por la vergüenza y poco después comienza a sollozar … sus lágrimas no son obstáculo sin embargo para que de nuevo el reflejo metálico del acero impacte en su retina como un relámpago que presagia un trueno de fatalidad … pronuncia entonces, gritando, las única palabras que en su desesperación cree que le pueden salvar …

-            ZACK!  ZACK!  ZACK! … HELP MEEE, ZAAAAACK …

 El grito de angustia de su compañero penetra como un puñal en los oídos del capturado agente del FBI Zacharias Hightower … solo unos segundos y contempla consternado lo que de alguna manera alguna vez pensaba que podía contemplar: han traído a Danny a este estrado para sacrificarlo en esta especie de lucha de gladiadores, para inmolarlo a oscuros dioses en esta especie de sacrificio ritual, y en este momento Danny no tiene otro dios al que rogar … invoca su nombre con una angustia que atenaza su alma …

-            ZACK!  ZACK!  ZACK! … HELP MEEEEEEEEEEE …

-            KRACK … KRACK … KRACK …

-            AIIIEEEE … AIIIEEEE … AIIIEEEE …

  Zacharias Hightower aprieta la poderosa mandíbula en el cráneo colosal, los contornos de su cara se contraen en una mueca salvaje, de guerrero ancestral, el corazón bombea sangre a toda presión, todo su cuerpo se enciende con la llama de la indignación, cada uno de sus músculos, de sus cartílagos, de sus tendones, se tensan activados para la acción … el aire concentrado en sus pulmones lo asfixiaría si no lo expeliera un poco por los amplios orificios de su nariz haciéndolos vibrar … Zacharias Hightower comienza entonces a bramar como un brontosaurio … contrae las cúpulas de sus hiperbólicos hombros, de sus bíceps protuberantes, aprieta preparando los puños poderosos … Danny lo está llamando, Danny lo necesita, Danny invoca su nombre como a su único dios … Beom Seok Kim contempla al coloso que se lanza corriendo hacia el estrado ovoidal con la calavera de nácar en su centro donde un adolescente está aniquilando a su compañero … Tano Kokichi, al ver la montaña de negros músculos que avanza en avalancha para aplastarlo, abre mucho los ojos de pequeña pantera, casi más poseído por la sorpresa que por el espanto, suspendiendo en el aire el puño de acero con el que – ya derrumbado en el suelo – le está partiendo las piernas a Daniel di Lorenzo … es sólo en la última décima de segundo que el adolescente comprende que cuando una montaña de músculos como los de este negro colosal avanza en avalancha para aplastarte lo mejor que puedes hacer es apartarte, poner pies en polvorosa, correr como alma que lleva el diablo, y este pequeño diablo yakuza lo sabe muy bien: una pequeña pantera puede avalanzarse y destrozar a una gacela, pero nunca a un elefante que embiste contra ti con furia elefantiásica … Tano Kokichi corre, ¿qué otra cosa podía hacer? … Zacharias Hightower lo persigue: quiere hacerle pagar lo que he ha hecho a Daniel di Lorenzo … que va perdiendo la consciencia tendido en el suelo sobre su propia sangre, sobre su propio excremento …

-            Z-Zack … Z-Zack … help mee … help meee … Z-Zack …

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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