FBI Blues XII Las yemas de los dedos del agente del FBI capturado Zacharias Hightower
aplican delicadamente la crema en los dilatados contornos anales del agente del
FBI capturado Daniel di Lorenzo mientras este suspira en silencio: tras todos
estos días se ha acostumbrado al íntimo contacto de los dedos de su compañero
que después de introducirlos en el cuenco de cerámica para tomar con ellos la
purificadora pomada la extiende con cuidado por la íntima carne desgarrada
con un masaje circular que poco a poco va reduciendo la inflamación del colon
descolocado facilitando así su natural reabsorción por el cuerpo del joven
policía violado. El dolor, también, se ha ido reduciendo y la sensación
abrasiva en la intimidad extraída de Daniel di Lorenzo va dando paso a un
cosquilleo casi confortante en las concavidades donde las sensitivas raíces
venosas están más descarnadamente expuestas y a través de las cuales los
estímulos nerviosos se disparan con mayor celeridad al cerebro del joven
agente estuprado: la cortisona de la crema, sin embargo, con la constante
aplicación, va reduciendo poco a poco ese cosquilleo en los capilares y el
colon del joven policía va quedando como insensibilizado a medida que las
internas heridas suturan por la aplicada terapia. A medida que la inflamación
se retrae los dedos del agente Hightower presionan con cuidado la intimidad
extraída durante el desvirgamiento anal de su compañero y poco a poco la van
recolocando en el interior de su cuerpo violado: será imposible que el
agujero del culo de Daniel di Lorenzo vuelva a ser el mismo tras la brutal
penetración de la Verga del Gran Oyabun Morimoto Kenzo pero al menos el
extraído extremo de la víscera rectal podrá ser reposicionado en su natural
interior y el obsceno alien que
hasta entonces asomaba entre sus pálidas y pávidas nalgas desaparecerá de la
espantada vista de todos a los que espante este espantoso estupro y sientan
un poco de compasión por la víctima … -
Yeeaahh … it´s nearly in, bud … the … it´s nearly in … does it hurt … when I … when I press
…? -
Mmm … naah … well … jus´a litl´… not much … -
An´… the crap … what about that? … -
It-It hurts still … b-but … not as much as … be-before … -
Any blood … in it …? -
Nah … it-it´s … clean … -
Well, that´s good, bud … that means … you´re recoverin´… Zack Hightower está contento: hace días que Danny puede al
menos caminar por su propio pie – si bien ya nunca le abandonará ese temblor en
las piernas – hacia su cuarto de aseo y sentarse en la taza del retrete para
hacer sus necesidades en la intimidad que requiere tan íntimo acto
fisiológico desde que el ser humano comenzó a sentir el pudor o la
repugnancia social de defecar junto a otros que le llevó a buscar la soledad necesaria que no le
hiciera avergonzarse de sí mismo y experimentar el asco hacia sus congéneres
en esos cotidianos y naturales instantes. Durante muchos días, Zack Hightower
ha tenido que acompañar a su compañero en su reservada estancia mientras este
defecaba – de hecho, ha tenido que llevarlo él mismo allí en sus brazos con
el pañal de plástico profiláctico prendido a su cintura porque Danny era
incapaz de caminar ni siquiera apoyado en el cuerpo de su compañero y sostenerse
sentado en la taza del retrete era tarea que en esos instantes excedía sus
disminuidas fuerzas. Al cagar, Danny gritaba de dolor: algo en sus vísceras
había sido descompuesto y el flujo fecal – por muy fluido que a veces fluyera
por el tracto intestinal – provocaba ese dolor en las descolocadas vísceras
de Daniel di Lorenzo. De manera paulatina, sin embargo, como un niño pequeño
que poco a poco va creciendo y adquiriendo nuevas facultades, Danny va
recobrando parte de la autonomía que se le presupone a un adulto sano de 26
años: sus aflojadas piernas, ya lo hemos dicho, no volverían a ser ya las
mismas de la misma manera que su enculado culo nunca recuperaría las
características previas al enculamiento; el anillo anal del joven policía –
pese a la reintroducción del extraído extremo rectal – quedaría ya distendido
hasta su último día en forma de “O” muy abierta a través de la cual podían
entreverse las viscosas entrañas en espiral pues sus esfínteres nunca
recobrarían la natural elasticidad de los momentos previos al desvirgamiento.
Nada por otro lado que no hubieran experimentado, en mayor o menor medida,
todos los hombres hasta entonces enculados por el Gran Oyabun Morimoto Kenzo,
como los testimonios gráficos a los que pude acceder a través de mis diversas
fuentes documentales dejaban bien en evidencia, pues se convirtió en
costumbre del Gran Jefe de la Yakuza tomar con su cámara primeros planos de
los perforados y palpitantes agujeros anales de sus víctimas posteriormente a
que su Verga los hubiera abierto de una manera que estos hombres jamás
hubieran imaginado ni en sus más angustiosas ansiedades o en las peores de
sus pesadillas. La experiencia del agente capturado del FBI Daniel di Lorenzo
en este aspecto fue ciertamente de las más traumáticas, no sólo desde el
punto de vista físico como ya hemos dicho con insistencia, sino también del mental … -
I … I´m recoverin´ … -
Yeah, bud … you´re recoverin´… it´ll be okay … we´ll get outta this …
you´ll see … -
Z-Zack … -
Yeah? … -
Mom … I mean … has she … called? … -
Yeah … she´s called … I told her you´re okay … it´ll be … okay … -
B-But … why don´t they let me … talk to her? … I wanna talk to her,
Z-Zack … w-why … why d-don´t they …? -
Sshh, easy, bud, easy … it´ll be okay, that´s what I say … -
I … I … I wanna talk to my Mom, Z-Zack … -
Sshh … sshh … -
I … I … w-wanna … talk … to my … M-Mom … -
Sleep, bud, sleep … Zacharias
Hightower acaricia los cabellos de Daniel di Lorenzo mientras el joven
policía va quedándose poco a poco dormido; es preferible en realidad que pase
el mayor tiempo posible dormido porque el cerebro del joven policía violado
está irreversiblemente dañado. El agente Hightower piensa que sería imposible
que su compañero, en caso de supervivencia, pudiera volver a ser otra vez el
mismo que fue: la ansiedad es angustiosa y se manifiesta de manera exacerbada
hasta el delirio en el agente del FBI capturado Daniel di Lorenzo cuando no
está profundamente sedado y el pánico a volver a encontrarse con el hombre
que lo ha violado le lleva a veces a gritar de terror en sueños
constantemente asaltados por las pesadillas. Desde el punto de vista físico,
como señalamos, aunque Danny ha recuperado parte de su movilidad en las
piernas es evidente que algo no funciona bien en ellas: el agente Hightower
ha sido testigo de lesiones medulares sufridas en actos de servicio por
compañeros a los que una bala ha fracturado alguna vértebra o desgarrado la
médula espinal. En el caso de Danny, Zack recuerda con espanto – también con
esa extraña mezcla de indignación y fascinación con que lo presenció en aquel
momento – cómo la mano poderosa del jayán japonés levantó del suelo a su
compañero como si fuera un muñeco agarrado por los cabellos y lo alzó como a
un pelele sin peso mientras sus pies desnudos pendulaban patéticos en el aire:
recuerda Zack cómo el cuello de Danny se alargó y sus delicados músculos
cervicales se estiraron en angustiosa tensión ante la presa que en su pelo
ejecutaba la garra del gigante, y piensa que tal vez en ese instante alguna
vértebra del joven policía se hubiera dislocado; el rostro de Danny por otro
lado seguía mostrando las marcas de haber sido golpeado en algún momento por
aquella mano magnífica como mostraba el mentón dislocado que descomponía la
armonía de sus rasgos faciales como posible efecto de algún puñetazo o
tremenda bofetada. Zack Hightower acarició la cara de su compañero mientras
este cerraba poco a poco los ojos que mostraban los narcóticos efectos de la
administrada sedación, deslizó con delicadeza sus yemas por la palidez
apurpurada del pómulo inflamado, del párpado amoratado … -
Sleep, bud, sleep … you need some rest … it´ll be okay … Las susurradas palabras del agente Hightower a su compañero quieren ser
confortantes pero suenan a letanía, su brazo derecho hace un gesto casi
instintivo de agarrar una sábana para deslizarla sobre el cuerpo de su amigo
pero sólo entonces se da cuenta de que no hay sábanas cobertoras en esta
cama: solo han dejado la que cubre el colchón y esta es retirada cada cierto
tiempo para reemplazarla por una limpia; tampoco hay mantas ni algún otro
tipo de cobertor que los dos agentes capturados del FBI puedan deslizar sobre
sus cuerpos desnudos, aunque en realidad no es necesario: la temperatura
ambiente de la compartida celda es tibia y confortante y aunque con casi constante
aunque tenue iluminación las lucecillas rojas permean la estancia de
tonalidades que presagian el infierno que aún les espera, Zacharias Hightower
y Daniel di Lorenzo no pasan calor ni frío que no emanen interiormente de
ellos y por tanto su desnuda carne se adapta con facilidad a la climatización
controlada de su celda. Mientras por su casi continuo estado de alienación
Danny es apenas consciente de su completa desnudez, Zack Hightower se va poco
a poco acostumbrando a la suya y a medida que pasan los días la sensación del
balanceo de su voluminosa verga y colosales cojones entre sus poderosos
muslos – sin la sujeción de un simple suspensorio o la algodonosa contención
de sus calzoncillos de copiosa capacidad – se le va haciendo menos extraña hasta
el punto de que durante algunos instantes llega a perder incluso la
conciencia de su presencia. Tampoco parece el agente Hightower del todo
consciente de cómo en determinados momentos su miembro formidable se empalma
por completo en perpendicular alzamiento hacia sus abdominales ocultándole el
ombligo y apuntándole al esternón: pasará un poco de tiempo todavía antes de
que se atreva a confesarse que es el cuerpo de su compañero y las
circunstancias de su compartida captura y cautividad – así como las premoniciones
de su porvenir – los que estimulan su mente de una manera nunca anteriormente
experimentada. Entonces maldice interiormente al hombre que ha preparado todo
esto para ellos, al que en momentos menciona murmurando para sí y entre
dientes mascullando llama, con amargo sarcasmo, “Beom Seok Bitch” … -
Is everything to your liking in your apartment, Mr. Hightower? Anything that you need that you
would want us to supply for your conveniencies? … -
Hmm … the light … it hurts our eyes … the white ones … the neon lamps …
too much brightness when they´re alight … the red ones at the walls … too
intense … they´re always alight … it looks like we´re in … hell … -
Well, that´s the idea, Mr. Hightower … the antechamber of hell … yours
is a cell, don´t forget … and cells are not supposed to be comfortable places
… don´t you think, sir? … you must know that because as a law enforcer you
have sent many men to cells … -
It was the judges or the jury who sent them … I just … arrested them …
and they deserved it … they committed crimes … they wronged people … they
broke the law … there is no possible society … without the law … Beom Seok Kim, superintendente general de la policía de
Corea del Sur, saborea estos momentos a solas en esta clandestina estancia en
la que intermitentemente interroga o comparte conversación con el agente
capturado del FBI Zacharias Hightower. Es una sala no muy grande pero lo
suficientemente espaciosa para albergar los casi dos metros de desnuda
corpulencia de este coloso de ébano musculado que apoya sus amplias y fuertes
espaldas contra el suave terciopelo rojo del tapizado de la pared mientras
separa en amplia apertura sus larguísimas piernas ofreciendo ya sin rubor alguno – en caso de que algún rubor
pudiera apreciarse a través de la melanina de su rostro – el magnífico
espectáculo de su sobresaliente y pendulante genitalidad. Beom Seok Kim sabe
apreciar – y lo hace con intensidad – la hermosura natural que desprende este
hombre negro por todos los poros de su piel, esa hermosura bestial de africano
animal que no todos saben apreciar pero que los orientales ojillos de este
coreano que lo ha capturado recorren en todo su esplendor al tiempo que su
nariz aspira y su olfato se impregna de las feromonas que su piel negra
intensamente segrega. -
You say, Mr. Hightower, that there is no possible society without the
law, but, as you can see,
there is a possible society … underneath the law … my law … would you have imagined, Mr. Hightower,
the first time that you contacted me, that I would be the ruler of this …
underworld …? -
No … I must admit it … I never … imagined … that you … -
Well, I have already told you that since the first second
you arrived in Seoul you made many mistakes … the first one was to trust me …
never suspect anything … bilateral … on my part … -
You´re … an intelligent … man … you … deceived us … captured us …
trapped us … in your web … Beom Seok
Kim sabe apreciar las distintas tonalidades emocionales en los grandes ojos
castaños bajo las tupidas cejas de carbón del agente del FBI capturado
Zacharias Hightower, en los diversos gestos de su rostro, en las muecas de su
boca al abrirse y cerrarse, cuando habla y cuando se queda en silencio,
cuando se pasa la punta de la lengua por los gruesos labios para humedecerlos
un poco … por supuesto cuando, furioso, enseñó el esmalte magnífico y las
encarnadas encías de sus dientes apretados cuando vio a su compañero violado
… sabe apreciar en esos ojos y en esa cara el miedo, la furia, la admiración,
la ansiedad … tal vez algo más … ¿el deseo, quizás? …
-
You said, Mr. Hightower, the men you arrested deserved their fate … I
have arrested you … do you think you deserve … your fate …? -
He … my … my friend … he´s too young … his mother is ill … -
I´m talking about … YOU … do you think you deserve … to die …? -
I … I don´t know … I will fight … to the death … if you
like … but … please … release him … -
Would you fight … to the death … for him … to save his
life? … -
He … he´s had enough … that man … has broken him … Zacharias
Hightower recuerda entonces que a él mismo se le ha anunciado que será
igualmente violado – antes de ser ultimado – en el muy posible caso de que
pierda su lucha a muerte con el hombre que ha destrozado sexualmente a su
compañero, anticipación confirmada por el propio coloso japonés cuando lo
sometió físicamente en un pulso en el que con pasmosa facilidad neutralizó
toda su fuerza con sus poderosos brazos – nunca antes había experimentado el
agente Hightower una fuerza semejante aplicada sobre su cuerpo para el
sometimiento, ni siquiera la sintió hasta ese punto en los puños del
grandioso boxeador que lo noqueó tras aguantarle diez asaltos – y por ello
piensa que es prácticamente imposible que esté en sus manos – en sus puños,
en sus piernas, en sus brazos – evitar su liquidación después de ser
desflorado – el ano virgen de un hombre es en verdad, como el himen de una
doncella, una flor que puede ser arrancada de raíz del jardín de su inocencia
y nunca más restaurada. Zacharias Hightower suspira, por ello, con melancolía
casi resignada e instintivamente contrae su más íntimo esfínter entre las
poderosas y negras nalgas mientras siente de nuevo ese cosquilleo en sus
cojones que se comprimen un poco mientras la sangre afluye a su verga y la va
inflando hasta hacerla levantar la cabeza. Ya no tiene el agente Hightower
ninguna intención de cerrar sus piernas en torno a su sexo pues sabe que este
es inocultable aunque estuviera cubierto por alguna íntima prenda y que ante
los orientales ojillos de este coreano que lo ha capturado no podrá esconder
la erección cada vez que esta se produzca como respuesta a estímulos de los
que ni siquiera él es totalmente consciente: levanta tan sólo su pierna
derecha y doblándola aposenta el pie desnudo en el borde del amplio poyete
tapizado de terciopelo rojo en el que se encuentra sentado, reclina la
afeitada cabeza hacia atrás y apoya la parte posterior del cráneo en la
igualmente tapizada pared mientras cierra los ojos, suavemente suspirando … -
Are you afraid, Mr. Hightower, of … being broken … like your friend? … -
I … I … oh please why … why are you doing this to us? … oh God, why? … -
That´s nice, Mr. Hightower, it´s a good beginning for your blues … I
think you have not still seen … the Virile Member of the Most Honourable
Morimoto Kenzo … you may have been misled, as many westerners use to be, by
the popular assumption that ALL males of “the Oriental race” in China, Korea,
Japan … are insufficiently endowed with regard to their sexual organs in
comparison with their counterparts in males of “the Caucasian race” in the
western world, and if they are compared with what YOU, males of the “Black
race” have between your legs … I also
know jokes about this are also part of the popular culture in your countries
… but let me ask you, Mr. Hightower … do you think the man that has … broken
your friend … could be insufficiently endowed with regard to his … sexual
organs …? Zacharias Hightower abre los ojos
y mira con expresión de extrañamiento a este pequeño coreano que parlotea sin
parar en un inglés que a veces le resulta incomprensible, que pronuncia
palabras que en algunos momentos no entiende, que lo aturde con una retahíla
de vocablos y expresiones que esporádicamente escapan a su entendimiento de
hombre negro de Harlem que nunca tuvo la oportunidad de ir a la universidad
pero que a pesar de todo logró abrirse camino en una sociedad dominada por
los blancos convirtiéndose en celoso guardián de los valores y principios
establecidos por esos dominadores. El agente del FBI capturado Zacharias
Hightower, a pesar de todo ello, entiende lo más elemental del discurso de su
captor … -
I ha- have … never … be-been … f-fucked … up … the …
ass … -
I believe you, Mr. Hightower … have you … fucked someone …
up the ass?... La pregunta toma por
sorpresa y desconcierta completamente al agente Hightower: a pesar de todo no
se la esperaba; abre la boca con expresión abobada, balbucea un poco, tiene
la garganta un poco seca, intenta salivar … -
Yeah … yeah … when I was … young …
-
Sex for money, Mr. Hightower? … Zacharias
Hightower balbucea ahora abiertamente, sus gruesos labios africanos parecen
palpitar mientras intenta pronunciar las palabras, sus grandes ojos castaños
bajo las tupidas cejas de carbón parecen eludir la mirada incisiva de los ojillos
orientales de este coreano que lo ha capturado, esta mirada que parece
clavarse, una vez más, en lo más profundo de su alma … -
I was … poor … grew up in Harlem … there was no jobs … -
How old were you, Mr. Hightower? … -
I was … six … seventeen … eighteen ... I was just a boy … -
Did you like … what you were doing …? -
I … I … d-don´t … know … -
I suppose … your parents … did not know … El agente
del FBI capturado Zacharias Hightower se siente ahora de nuevo aquel “big black boy”, aquel muchacho
físicamente hiperdesarrollado de Harlem que para conseguir eludir la
tentación de las juveniles bandas delincuenciales – de las que constantemente
le prevenían sus padres pero especialmente su progenitor varón, un hombre
recto y honrado trabajador, “temeroso
de Dios” – comenzó clandestinamente a frecuentar otras compañías
masculinas muy diferentes que le ofrecían la posibilidad de aportar a ese
cuerpo que parecía no querer dejar de crecer las proteínas precisas que casi
continuamente y de manera insaciable parecía estar demandándole: aunque no
podía decirse que en su casa se pasara hambre – el honrado trabajo de aquel
hombre recto y trabajador que era su padre siempre conseguía llenar el
pequeño refrigerador de los alimentos que su madre después cocinaba - cuando
cenaba en los cómodos apartamentos de aquellos hombres blancos con los que
conseguía establecer la suficiente confianza para ello siempre pedía grandes
porciones de bistec de ternera tan solo un poco pasadas a la parrilla y enjugadas
en su propia salsa sanguínea que por tanto pasaban a ser carne de su carne y
sangre de su sangre; cuando recuerda esas compartidas cenas carnívoras con
sus clientes – sabía que otros
chicos los llamaban “johns” pero él
prefería llamarlos por sus propios nombres, Fred, Albert, Bob, Tom, John … si fuera el caso – a la memoria
olfativa del agente Zacharias Hightower llega el aroma de la carne asada a la
parrilla en la cocina del tipo de turno – repitió y llegó a entablar
intimidad con algunos – como una suculenta delicia que en la anticipación de
saborearla le hacía salivar y casi segregar jugos gástricos antes de su
deglución y digestión. Es por ello que, de manera curiosa, cuando recuerda o
alguien – como es ahora el caso – le hace recordar esas experiencias no es el
sexo sodomita – la práctica impura
– lo primero que le viene a la memoria sino el olor, el sabor, la deliciosa
sensación de aquellas porciones de carne de vacuno que sus carnívoros
colmillos de muchacho aún en proceso de crecimiento desgarraban para que al
poco su paladar las saboreara como una auténtica epifanía de los sentidos
antes de que pasaran a procesarse en su estómago agradecido. Porque, sí, es
verdad que posteriormente en la cama compartida junto a su cliente – aquel hombre maduro que,
literalmente, le daba de comer tan bien – el muchacho pobre de Harlem, “the big black boy” Zack Hightower –
él nunca mentía al dar su nombre, se guardaba en cambio su apellido – se
mostraba agradecido: sabía cómo darles placer, y en medio de la crudeza del
acto sodomítico practicado con un miembro viril tan hiperdesarrollado como el
resto de su cuerpo, el joven Zacharias – bautizado con nombre de profeta
bíblico por su piadoso padre – aportaba incluso instantes de ternura a la
práctica nefanda por la que Dios
había condenado al fuego eterno a
los perversos pobladores de Sodoma.
¿Lo sabían sus padres? No,
claro, por supuesto que no, no lo sabían … -
They … they didn´t know … -
They paid you well … I suppose … your “clients” … they gave you some
comfort … much more than the pocket money that your parents gave you … ready
cash … nice decent clothes … a nice decent car … -
How … how do you know … it´s … a long time ago … how can you …? -
Well, Mr. Hightower, you know … you can never erase your past … totally
… we always leave tracks in our path … -
B-But … it-it´s … impossible that … that you can know … -
I know much more than what you think I know, Mr. Hightower … Beom Seok Kim no posee confidenciales documentos que le
desvelen el pasado del agente del FBI capturado Zacharias Hightower – posee,
eso sí, confidenciales documentos de muchos individuos importantes del país
que controla como superintendente
general de la policía – pero sabe leer muy bien entre líneas las biografías de los hombres que captura y con esa lectura intuitiva y su
innata y afinada facultad mental de leer
igualmente en lo más profundo del alma
que estos hombres poco a poco le van desvelando con sus actuaciones, Beom Seok
Kim puede desnudar la mente de este magnífico macho así como desnudó sin
dificultad alguna la de su mucho menos meritorio compañero … -
How is Danny´s defiled asshole doing, Mr. Hightower? … Is it still … dislocated … after his
deflowerment … are you properly applying the rectal massage Doctor Gwan prescribed? … -
Yeah … yeah … I mean … he´s feeling better … now … he´s recovering … I
think … -
Is it still swollen … has the extracted rectal tissue inserted itself
naturally back into the anal cavity … has the anti-inflammatory cream proved
effective? … -
Yeah … it has worked well … b-but … his … anus … is always … o-opened …
ga-gaping … -
Like a wide open mouth … like a wide open “O” you mean …? -
Ye-Yeah … it ne-never … clo-closes … -
Have you ever seen something like that before, Mr. Hightower … when you
fucked those men up the ass … did their assholes closed back into place …
after you fucked them ...? Zacharias Hightower recuerda entonces su fascinación de asombrado
muchacho cuando tras extraer su extraordinaria verga adolescente del primero
de aquellos pálidos culos que con tan poderosa asta empitonó el traspasado
agujero quedó boquiabierto – así lo
visualizó, como una boca abierta –
con los anales labios pulsantes y enrojecidos mientras un flujo viscoso de su
lefa abundante era expulsado del interior del hombre al que había penetrado:
nunca antes había el joven Zack envergado a varón – ni negro ni blanco – si
bien ya había desvirgado a más de una muchacha negra de su ghetto de Harlem, donde las relaciones
sexuales solían ser prematuras, y tenido intercambio carnal con alguna que
otra prostituta. Nunca se le pasó por la imaginación, en cambio, que podría
desfogarse también a cambio de dinero con aquellos hombres blancos que
gustaban de aventurarse en Harlem y se apostaban discretamente a la salida de
los mugrientos cines de barrio donde los chicos disfrutaban de las primeras
películas de artes marciales o de otras donde hubiera siempre “mucha acción”
con tipos duros de Hollywood – recuerda las de Charles Bronson o Steve McQueen
– y fumaban sus primeros pitillos de marihuana mientras advertían las
clandestinas miradas de proscrito deseo de aquellos arriesgados exploradores
en busca de carne de joven macho negro. El agente del FBI Zacharias Hightower
que todavía sigue siendo tras ser capturado – aunque apenas una sombra ya de
su malograda profesión vaya quedando en él – hubiera arrestado por
solicitación homosexual a menores de edad (o simplemente por solicitación homosexual)
a aquellos hombres a los que el muchacho Zack Hightower, estimulado o
convencido por algún amigo ya experimentado, iba a ofrecer sus servicios
sexuales a cambio de dinero y – como se solía decir- un poco de protección …
y en su memoria visual vuelve a aparecer el agujero abierto del culo del
primer hombre al que se folló – podría ser Fred, Albert, Bob, Tom, o tal vez John – mientras el recto palpitante del penetrado expulsaba sobre
la sábana el copioso semen eyaculado e inyectado y que sus entrañas eran
incapaces de albergar en su asombrosa abundancia. Se asustaba un poco el
joven Zack al pensar – pues nunca fue un mal chico – que había hecho daño a
su cliente, que ese agujero del
culo que su verga había perforado no iba a volver a cerrarse, que el
distendido esfínter anal de aquel tipo sería incapaz de contener las
sustancia fecal que antes o después sus vísceras eyectarían y que en
definitiva pasaría el resto de su vida cagándose
por las patas abajo. Cuando así
tímidamente lo manifestaba, recuerda que el tipo se rió y mientras le daba
los dólares le dijo que no se preocupara, que todo iría bien y que no
necesitaría usar pañales de plástico profiláctico el resto de su vida … -
Yeah … when … when I´d fuck them … my … my cock was big … but … I never hurt them … their … assholes … gaped a lil´ but … I never … did … what that man has done to Danny … he´s … ripped him apart … my friend is … a
broken man … he was not prepared for this … -
Does Danny dominates his defecations? … -
I´m sorry … sir … -
Does your friend shit himself … still …? -
Oh … sometimes … still … but … not as much as before … -
Do you clean his shit thoroughly? … You know, we´re running out of clean
sheets … -
Yeah … and then I clean him … in the bathtub … with soap and water … El agente capturado del FBI Zacharias Hightower se
acostumbró a limpiar y lavar el culo descompuesto de su compañero cuando las
compuertas anales del joven policía violado por la Verga de Morimoto Kenzo
perdieron completamente la compostura de su elemental elasticidad e incluso
después de la reinserción del trozo de tracto rectal extraído por el
envergamiento quedaron abiertas y expuestas en extrema dilatación por lo que
– si a eso unimos el estado de regresión mental que en Danny produjo la
tremenda follada – podemos asegurar que el agente capturado del FBI Daniel di
Lorenzo, a pesar de una leve recuperación tras las medidas terapeúticas
prescritas por el Doctor Gwan y aplicadas por los confortantes dedos de su
compañero, nunca volvió a recuperar el control completo de sus esfínteres
traseros … -
You have to keep applying the cream every time after you clean him, Mr. Hightower … even if the extracted
rectal tissue has inserted itself – or with your hand´s help – naturally back into the anal cavity … I have to
tell you – as Doctor Gwan can confirm from his forensic evidence – that no
one of the men whom The Most Honourable fucked in the “fuck room” or
elsewhere recuperated the normal functioning of their bodily functions nor
the normal shape and size of their excretory sphincters … -
I keep … massaging his … anus … with the cream … -
That is what you have to do, Mr. Hightower … massage his …
asshole … whole … inside and outside … till the end … as open and gaping as
it is … your massage will do him good … it will help him … if not in a whole
healing process … which is impossible … at least it will soothe him … comfort
him … make him feel … better … Zacharias
Hightower recoloca lentamente con incomodidad los miembros desnudos de su
cuerpo colosal en el poyete tapizado de terciopelo rojo en el que se
encuentra sentado: sus piernas son tan largas que tiene que moverlas poco a
poco y con cuidado para acomodarlas en el suficiente pero en absoluto
excesivo espacio de la estancia, su enorme verga negra oscila desnuda y empalmada
como un péndulo vertical entre los musculosos muslos y sus copiosos cojones
ascienden endurecidos hacia la zona inguinal. Al agente Zacharias Hightower
sigue costándole mantener la mirada de este pequeño coreano que lo ha
capturado y de hecho parece querer esquivarla continuamente, como si temiera
ver en las penetrantes pupilas de su captor una radiografía completa de su
alma … -
You are going to come back to your room now, Mr. Hightower … have you
got enough bowls of cream for the massage or are you running out of them …? -
I … we … have got enough … I think … -
Well … I will send you another box … just in case … apply it to his ass
lips as you have done all these days … I think your friend will thank you for
it … -
Yeah, sir … he feels … better … -
So … let´s go … no more questions today, Mr. Hightower … Como siempre
después que Beom Seok Kim pronuncia estas últimas palabras al final de cada
una de estas confidenciales sesiones en la intimidad de esta estancia
Zacharias Hightower levanta lentamente su cuerpo colosal del asiento en el
que ha estado aposentado y lo hace sin la más mínima muestra de resentimiento
o amenaza hacia el hombre que lo ha interrogado – con el que casi
convendríamos que ha conversado – y encamina sus pasos hacia la salida y a lo
largo del pasillo hacia la estancia que comparte con su compañero de
cautiverio. Como siempre el superintendente general de la policía de Corea
del Sur – en plena potencialidad de sus poderes incluso bajo este mundo
subterraneo que también comanda y controla – se coloca en estos casos tras el
culo colosal de su cautivo y admira la cadencia de los movimientos de este
cuerpo desnudo que se desplaza en dirección a su destino hacia el que la
larguísima verga negra va apuntando … Zacharias Hightower nunca pierde “el swing del negro” al andar:
conserva esta manera de caminar desde que era un muchacho en su barrio de
Harlem y alquilaba su cuerpo a sodomitas blancos por un puñado de dólares –
alquilaba, en realidad, su verga portentosa, con la que los enculaba – antes
de que decidiera enderezar su camino – sin perder nunca “el swing” – y convertirse en guardián negro de la ley y el orden
del poder blanco … -
“You have the right to remain silent. Anything you say can
and will be used against you in a court of law. You have the right to an
attorney. If you cannot afford an attorney, one will be provided for you …” Zacharias
Hightower suspira silenciosamente cuando vuelve a inclinar su cuello de toro
y su afeitada cabeza para entrar de nuevo en la celda que comparte con su compañero
y vuelve a suspirar al ver el cuerpo de Daniel di Lorenzo abrazado a la
almohada y al parecer dormido: tiene una de sus piernas doblada y la otra
extendida y en esa postura sus nalgas de nácar quedan lo suficientemente
abiertas para apreciar – incluso en la iluminación insuficiente de las
lucecillas rojas de la estancia – la boquiabierta apertura que se muestra
entre ellas: es como si en el culo del joven policía violado el agujero se
hubiera convertido en un coño circular que – no puede evitar el agente
Hightower el impuro pensamiento – estuviera aguardando ser nuevamente
envergado. Beom Seok Kim lo ha dispuesto todo para el momento que esta noche
– o mañana, o tarde, o madrugada, pues el tiempo es un continuo de instantes
inseparables en periodos temporales en esta celda que comparten los agentes
capturados del FBI Zacharias Hightower y Daniel di Lorenzo – irremisiblemente
se producirá … -
You will have more cream in a few minutes … remember, your friend will thank you for it … you are not a
rude man, Mr. Hightower … I think you are a gentle, caring, loving man … I know you
love your friend … I know you will be able
to do it without … hurting him … after all these stressful days I think you need … you both need … some relief …
you will both feel … better … - Yeah, sir … please … send in …
bring us … more cream …
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