FBI Blues X Los brazos negros y colosales del agente capturado del FBI Zacharias Hightower parecen sostener por la delicada
cintura el que parece desmadejado cuerpo de su compañero Daniel di Lorenzo.
Los protuberantes bíceps, los tensos tendones y alargados músculos de los
brazos del maduro coloso de ébano parecen comprimir, como a un delicado
objeto de porcelana que se hubiera quebrado, la aflojada cintura y las
pálidas costillas del cuerpo de Danny, como si quisiera con esta prensión
evitar que caigan al suelo los quebrados pedazos, como si deseara mantenerlos
unidos en la descompuesta carcasa. Entre los músculos negros de estos
miembros amorosamente constrictores, el pálido torso del joven policía violado
parece casi insustancial, los pliegues de su vientre arrugado bajo las
costillas ocultan un poco el ombligo y sus retraídos genitales bajo la púbica
pelusa semejan tan pequeños que se dirían casi los de un niño. Si aumentamos
la perspectiva la fotografía nos recuerda, en su conjunto, a una imagen
religiosa, una especie de miguelangelesca “Pietà” … con la diferencia en este
caso de que la piedad, la compasión, la irradia un macho negro de colosal
apariencia sobre su joven compañero blanco caído en combate, aunque para su vergüenza perpetua y por
extensión la del cuerpo de valerosos luchadores contra el crimen organizado
al que pertenecía el agente capturado del FBI Daniel di Lorenzo ni siquiera
hiciera el más mínimo amago de combatir: ya sabemos muy bien cómo dejó de ladrar, metió el rabito entre las piernas y se empezó a orinar
al poco de ser consciente de la abismal desproporción entre sus verdaderas
capacidades y la empresa para la que tan estúpidamente se había creído
capacitado. La realidad golpeó al joven y alocado policía como un rayo que lo
destrozó ya en ese primer instante, antes incluso de que en su cuerpo y en su
alma se fueran abriendo las definitivas grietas y fueran cayendo sus últimos
pedazos. -
Conmovedor, verdaderamente conmovedor, mi querido profesor … tengo que confesarle … -
Please, Mr. Hidalgo, don´t speak to me in Spanish. Unfortunately
my understanding of your language is very limited … Would you therefore be so
kind as to turn to English … if you don´t mind … El profesor X-San me mira una vez más con su tímida
sonrisa de cortesía nipona, con otra de esas típicas inclinaciones de cabeza
que en general tan agradable hacen el trato con estos japoneses, incluso con
los más feroces de ellos, como tuve oportunidad de comprobar durante mi
entrevista con el mismísimo Morimoto Kenzo. Posa sus pequeñas y delicadas
manos, en absoluto arrugadas pese a su edad – se advierte en ellas el cuidado
de las cremas e incluso de la manicura – sobre la superficie de celofán de la
fotografía cubriendo con los dedos la parte donde se aprecian los desnudos
genitales del agente del FBI capturado Daniel di Lorenzo al que sostienen –
como a un Cristo descendido de su cruz – los apiadados brazos de su veterano
compañero. Cómo si una especie de pudor lo embargara a instantes, los dedos
del profesor X-San parecen querer velar el pito en aquel momento arrugadito y
los cojoncillos retraiditos del joven policía recién desvirgado por la polla
hiperbólica del gran oyabun Morimoto Kenzo. Devuelvo a
mi querido amigo y colega la más amplia y cálida de mis sonrisas mexicanas: -
Oh, I beg your pardon my dear colleague … I was just saying it
is really touching to watch how these two men showed this kind of affection
to each other even in the most gruesome moments of their trial … They had
been partners for just a few years and it is undoubtable their professional
relationship had evolved to friendship and that particular sense of
companioship that is so characteristic in many males of the law enforcement
and military forces … Le guiño entonces un ojo y la tez ligeramente cerúlea del profesor X-San
adquiere un perceptible tono rosado. Sus dedos, en este instante púdicamente
censores – en sintonía con esa manía de las moralistas autoridades
administrativas niponas de velar el miembro viril en dibujos o fotogramas
cinematográficos – siguen cubriendo en la imagen los pequeños genitales de
Danny di Lorenzo. Entonces le comento: -
I must confess, my dear professor, that sometimes it is really difficult for me to
understand some incongruencies in your behavior: you have already shown me photographs
of the male organs of these and other men preserved as trophies after the
emasculations … and now, you seem shy when in this particular picture you cover
Danny´s pathetic prick and balls with your fingers … La observación y mi vulgar denominación final de los genitales del
agente Daniel di Lorenzo claramente lo desconciertan. Su rubor es más que
evidente, y retira al instante los deditos del lugar donde los tenía
aposentados en la imagen. Sonríe con cierta incomodidad. Intuyo, no obstante,
intentando penetrar en su mentalidad nipona, el origen de su aparentemente
incongruente y sobrevenido pudor: esta imagen en la que los largos y
poderosos brazos del agente Hightower sostienen el cuerpo sexualmente
torturado de su compañero es la imagen de un vínculo homoerótico tal vez no
del todo consciente pero visiblemente apreciable. Zack sostiene a Danny entre
sus brazos para que no caiga, para que no se derrumbe, para que su cuerpo y
su espíritu se mantengan enteros y no se descompongan. Este abrazo es, en
definitiva, un abrazo de amor. Y es eso lo que al profesor X-San le produce
pudor: ni siquiera la pequeña verga de Danny aparece erecta aquí, bien al
contrario, se muestra encogida, arrugada, desinflada … No obstante, al
profesor X-San la imagen de dos hombres desnudos en la que uno de ellos
abraza estrechamente al otro por detrás parece, más que conmoverle,
conturbarle … y tal vez por eso sus censores deditos nipones han querido
velar la desnuda entrepierna del agente Daniel di Lorenzo en esta hermosa
“Pietá” … Me ha
mostrado fotografías de la verga cercenada y los cojones extirpados de Jack
Taylor, “El Americano”, preservados en formol, embutidos en un tubo de
vidrio. También otra previa en la que el mercenario gringo aparecía
totalmente envergado mientras el experto cuchillo de Takahashi Koji procedía
a su castración. El profesor X-San había expresado algunas hipótesis de
naturaleza física o psicológica al respecto y a continuación – lo recuerdo
muy bien – me había mostrado la imagen de la verga colosal del agente
Hightower igualmente envasada en un tubo de vidrio adecuado a sus
proporciones: fue cuando me dijo que Takahashi Koji tuvo que extirparle los
cojones separadamente y preservarlos aparte porque no había disponible un
recipiente tubular lo suficientemente amplio para acogerlos en su seno final… Intuyo por
esto que el profesor X-San no se encuentra para nada incómodo ni tiene
demasiado pudor en admitir que su interés por los testimonios gráficos de la
violencia más descarnada entre machos va más allá de un genuino interés
profesional y sin embargo las efusiones sentimentales que pueden producirse
entre esos mismos machos es algo que puede llegar a conturbarle o quién sabe
si incluso a repugnarle o resultarle indiferente, y así durante nuestra
conversación emite señales no verbales de querer deslizarse por aquel asunto
con la mayor rapidez posible, mostrando reticencia a mi interés por
profundizar en el tema … Pero este
ratón de biblioteca japonés no conoce bien a Carlos Hidalgo: -
I have been told, my dear colleague, that during their days of captivity the officers of the FBI Zack Hightower and
Danny di Lorenzo … how do I say … deepened their relationship … gave comfort
and consolation to each other … to the depths of establishing a very close
physical and psychological intimacy … Lo he, definitivamente, descolocado. Sus deditos nerviosos se deslizan
sobre la fotografía como si no supieran qué hacer con ella, hace amago de
querer devolverla al interior de su álbum, de cerrar sobre ella las cubiertas
de cuero negro con que está encuadernado, de ocultarla entre las demás. -
I have been told, my dear professor, that Beom Seok Kim created …
how do I say … a love nest for them
… El desconcierto del profesor X-San es ya completamente indisimulable y
balbucea sus palabras cuando me dice: -
Beom Seok Kim … he … effectively … he was the man that designed the
whole operation that resulted in the capture and execution … in the murder of
the FBI officers Z.H. and D.d.L … -
Z.H. and D.d.L.?? … Oh, my dear professor, I´m quite astonished at the
strange shifts of behavior you have shown in these last minutes: you have
always called them by their full names and now … you resort to the acronyms
that Beom Seok Kim used in his misleading report to the Minister of the
Interior and Safety of South Korea … so tell me, please, why is that? … El profesor X-San parece esquivar mi inquisitiva mirada: introduce con
visible nerviosismo la fotografía entre las demás láminas del álbum y cierra
con sus deditos temblorosos y manicurados las cubiertas de cuero negro, para
colocarlo a continuación en la mesa escritorio. Me mira entonces, con una
expresión de temor en sus ojillos orientales que asoman casi suplicantes a
través de sus abotargados párpados: -
Please, Mr. Hidalgo, do not press me for further details … I am just a
university professor and a … collector of … documents for my academic work …
as an academic investigator I rely on official reports and other documents
provided by … extra official sources, therefore I can not talk to you about …
aspects that are … out of my knowledge … Mi sonrisa, esta vez, quiso ser tranquilizadora: -
No tiene por qué
preocuparse por nada, mi querido amigo … relájese … oh, excuse me … quiero decir ... you don’t have to worry
about anything … I also have my … extra official sources and probably I do
know some particular aspects that … are out of your knowledge … Le mostré entonces, así como por casualidad, la sorpresa que había guardado celosamente para él:
enrollada en su video-casete, la cinta VHS con copia reproducida de la
película erótica realizada por el Ilustrísimo Señor Beom Seok Kim,
superintendente general de la policía de Corea del Sur, y protagonizada por
los agentes capturados del FBI Zacharias Hightower y Daniel di Lorenzo … un
verdadero antecedente del “Big Brother” de las televisiones del milenio … sin
conocimiento de sus protagonistas … * El doctor Gwan desenrolla el
manguito inflable del brazo sumisamente extendido del agente capturado del
FBI Zacharias Hightower al tiempo que retira de sus oídos el estetoscopio y
comprueba en el manómetro las cifras de su presión arterial, que con un
bolígrafo anota en su libretita facultativa. Mira entonces a Beom Seok Kim y
le dice unas palabras en coreano que el agente Hightower está muy lejos de
entender, pese a la ridícula presunción que esgrimió ante sus jefes para que
se le asignara esta malograda misión. Está, además, visiblemente mareado y
resopla un poco mientras se pasa una de sus grandes manos por la cabeza
afeitada en la que ya siente un poco la ligera aspereza de una brotante
pilosidad. Beom Seok Kim asiente a las palabras del doctor Gwan e informa al
paciente: -
Your blood pressure, Mr. Hightower, is effectively high and your heart
rate decompensated … Doctor Gwan will give you a pill to prevent any vascular accident … You will have to try to keep your emotions under control in the following
hours and days so that your fight
with the Most Honourable Morimoto Kenzo could be as equilibrated as possible … Beom Seok Kim toma la blanca pildorita, rellena de agua el vaso de
plástico que antes ha utilizado para aliviar un poco la sed del agente
Hightower, se acuclilla a su lado y le ofrece el provisional remedio para su
mal: -
Take it yourself, Mr. Hightower, this will make you feel better in a few minutes … Zacharias Hightower tiende su mano grande y negra con sus largos dedos ligeramente
temblorosos hacia la mano pequeña, pálida y regordeta de su captor, toma de
ella la blanca pildorita y de la otra el vaso de agua, entreabre sus gruesos
labios, asoma entre ellos la lengua donde posa el medicamento y con un sorbo
del vaso se traga sin reticencia la píldora prescrita por el doctor Gwan.
Suspira un poco, vuelve a inclinar la cabeza hacia atrás, apoyándola en la
pared y cierra de nuevo los ojos, como sumiéndose en un duermevela. Beom Seok
Kim no le concede la posibilidad del aletargamiento: -
Mr. Hightower, please, stand up … you asked us to take you to your friend and that is what we are going to do now … you are going to
see him … you are going to stay with
him … rest with him … so please
lift yourself up on your feet and walk
to your room … El anuncio de que va a encontrarse de nuevo con su querido compañero
parece insuflar nuevos ánimos en el agente Hightower que apoyando sus puños
en el suelo tensa sus músculos de ébano cincelados por la naturaleza y el
gimnasio y se alza impulsando hacia arriba el torso y las caderas, doblando
las rodillas y apalancando los talones de sus pies en el borde de la pared
para lanzarse con un segundo impulso hacia delante mientras va elevando su
estatura colosal por encima de estos coreanos que semejan tan pequeños a su
lado pero que tan irremediablemente lo han capturado. Se levanta por encima
de ellos como un gigante desnudo que con una sola sacudida de uno de sus
brazos pudiera dispersarlos como a una nube de molestos insectos o de
risibles enanos pero Zacharias Hightower no hace nada que pueda contrariar la
voluntad de estos hombres, se alza sobre ellos no para intimidarlos sino para
obedecer sumisamente sus designios, seguir sus instrucciones, acatar sus
indicaciones: por encima de todo, Zacharias Hightower anhela el reencuentro
con su compañero. Sufre por Danny, quiere verlo. Quiere verlo ya. A medida que camina hacia el
lugar donde le han prometido que le aguarda su compañero observamos que los
pasos del agente Hightower siguen siendo un poco inestables pero sin duda la
promesa del reencuentro insufla viveza a sus piernas y ligereza a sus pies:
apenas parece advertir que camina completamente desnudo detrás de su captor y
escoltado por los hombres que lo apresaron; su hiperbólica verga oscila
aflojada entre los poderosos muslos, la excitación de los momentos previos
parece haber remitido: en la mente de Zacharias Hightower sólo hay ahora
preocupación, preocupación por el estado físico de su compañero al que – eso
le ha asegurado Beom Seok Kim – ese coloso japonés al que llaman el Muy Honorable
Morimoto Kenzo ha violado. “H-He was … ra-raped??” El agente Hightower vuelve a
sentir los latidos de su corazón en las sienes y en sus oídos, los siente
retumbar en su poderosa caja torácica a medida que se acerca con paso
impaciente pero visible aturdimiento hacia la entrada de la habitación que
como celda les han destinado. Una vez más la poderosa cabeza afeitada de
Zacharias Hightower y su vigoroso cuello de cuero negro tienen que inclinarse
para poder traspasar el dintel metálico de la puerta del dormitorio donde
compartirá con su compañero los más íntimos y emotivos momentos de su vida en
común antes del trance terrible de la tortura y la ejecución. -
Danny … Danny … Where are you, Danny?? … El agente Hightower no puede ver bien: la habitación está a
oscuras, sólo las lucecillas colocadas en las paredes del pasillo de acceso atenúan
un poco la oscuridad proyectando una leve penumbra rojiza en la entrada, pero
el foco blanco de la linterna que porta Beom Seok Kim en una mano es
suficiente para iluminar el magnífico culo desnudo de este negro colosal en
el momento en que se adentra en su celda. Beom Seok Kim se promete a sí
mismo, entonces, que como ya ha hecho otras veces con otros machos poderosos
en estos recintos cuando le corresponda su turno y le llegue su momento
también él gozará de este culo: apenas necesita el superintendente general de
la policía de Corea del Sur consultar a su memoria para recordar lo
extraordinario de esta oportunidad, pues se dice que nunca antes se ha
follado el culo de un negro y la posibilidad de encular a un ejemplar tan
extraordinario de esta raza magnífica hace que su verga salte en gozosa
anticipación bajo el pantalón. Sí, él también le dará por el culo al agente
Hightower, cuando la preeminencia del gran oyabun Morimoto Kenzo así lo haya
dispuesto. -
Please, Mr. Hightower, just wait a moment … I will turn the lights on … Beom Seok Kim
acciona un interruptor y la habitación se ilumina. Al
principio, Zacharias Hightower parpadea un poco ante la intensa luz blanca
que proyectan sobre el recinto las lámparas tubulares de neón colocadas en el
techo y en la parte superior de las paredes de la habitación. Si no fuera por
el tapizado de terciopelo rojo que cubre estas paredes y que evoca cierto
aire sórdido de lupanar decadente la amplia estancia no tendría mucho que
envidiar a una confortable habitación de hotel. Anexas a la zona principal se
encuentran otras dependencias: dos pequeños cuartos de baño individuales para
cada uno de los ocupantes, un recinto para el ejercicio gimnástico con sacos
de golpeo y unas duchas compartidas. A estas estancias adosadas se accede a
través de unas cortinas tejidas del mismo terciopelo rojo que el tapizado de
las paredes. No hay, por supuesto, ventanas que den al exterior, tampoco
ningún aparato de televisión ni mesita de noche. La puerta de acceso al
pasillo es un grueso panel de acero blindado con herméticos cerrojos
metálicos, como corresponde a una celda de máxima seguridad. La amplia
cama para dos con sus blancas almohadas y sábanas ocupa la mayor parte de la
estancia principal. Sobre esta cama yace, desnudo y despatarrado, el agente
del FBI capturado Daniel di Lorenzo. Las blancas sábanas están machadas de
sangre. El agente Hightower mira con los ojos y la boca muy abiertos en una
expresión de absoluta estupefacción a su compañero, mientras comienza a
balbucear: -
D-Da … Danny … Da-Danny … Oh my God, oh my God … Danny … What … What have
they done to you, buddy, oh my God … OH MY FUCKING GOD!! … WHAT THE FUCK HAVE YOU DONE TO HIM??!! -
Of course, Mr. Hightower, the answer is … in your
question … He has
been … fucked … El agente Daniel di Lorenzo está seminconsciente,
sus cabellos muy despeinados, su frente y su cara perladas de gotitas de
sudor, el ojo derecho cerrado con los párpados pegados en hinchazón, el
izquierdo abierto pero con la pupila oscilante en la niebla del iris, incapaz
de enfocar algún punto concreto en el mundo incierto que oscila a su
alrededor. El joven policía tiene la boca abierta y sus labios parecen
balbucear incoherentes palabras, a veces su lengua asoma entre ellos mientras
parece querer aspirar el aire que le falta, como si fuese un pez fuera del
agua: respira con dificultad en parte porque tiene la laringe y la cavidad
bucal parcialmente bloqueadas por el moco y el vómito, y así su pecho y sus
costillas hiperventilan intentando llenar los pulmones … -
Oh my God … Danny … Danny … El agente Hightower se inclina sobre su compañero para
observarlo de cerca, pasa una de sus grandes manos bajo la cabeza del yacente
y la eleva un poco, aprecia enseguida la flacidez del cuello que apenas la
sostiene: si no fuera por su mano la cabeza de Danny caería de nuevo sobre la
almohada. El ojo abierto del joven policía parece reaccionar un poco: la
tórpida pupila intenta enfocar el negro rostro que aparece ante su débil
visión y tras unos segundos de vacilación los labios de Danny se abren en una
triste sonrisa y balbucean: -
Z-Zack … a-are you … a-are you h-here, Z-Zack?? … -
Yeah, buddy … I´m here … don´t worry, mate, it´ll be ok … -
Z-Zack … it h-hurts … h-he … h-hurt … me … -
Yeah, I know, mate, I know … b-but it´ll be ok … you´ll see … Los músculos faciales del agente Hightower se contraen
entonces en pliegues de compasión por el dolor de su joven compañero, aprieta
los dientes conteniendo un rugido de indignación, su pena destila casi
inadvertida una cálida lágrima que fluye por el rugoso cuero de su mejilla
mientras contrae con fuerza su otra mano en un puño potencialmente poderoso
pero que de momento es sólo una muestra de impotencia. Va destensando poco a
poco los dedos para que su mano se vuelva caricia sobre la frente de Danny en
la que peina suavemente, hacia atrás, unos deshilados mechones que el sudor
helado ha adherido a la pálida piel. -
Z-Zack … I-I w-wanna go … I wanna go home … -
Sshh … it´ll be ok, mate, it´ll be ok … we´ll go home … Los apenados ojos del agente Hightower deslizan su
humedecida mirada por el cuerpo yacente de su compañero: la palidez de su
piel enfriada parece incluso volver traslúcida la fina cubierta de vello castaño
que se extiende por sus bien definidos pectorales, que aún conforman una
pechugita muscular que este joven presumido y vanidoso – este “niño bonito” –
consciente de su natural belleza, ha cincelado desde que era un muchachito
durante años de constancia en el gimnasio como adorno complementario, pero
ahora su compañero el agente Hightower, cuando lo observa de cerca, llega a
pensar incluso que el vello en el torso de Danny ha empalidecido, como si un
invierno prematuro lo hubiese cubierto de copos de nieve, y al palpar un poco
los músculos de su compañero los siente aflojados y flácidos, como si una
fuerza poderosa los hubiera despojado de toda su energía, como si de repente se
hubieran desinflado, enflaquecido, incluso envejecido. -
Oh my God … Danny … Danny … -
Z-Zack … p-please … call my mom … she must be … w-worried … -
Sshh … it´ll be okay, boy … it´ll be okay … También la cara de Danny parece haber envejecido: aunque
conserva sus dientes – si bien las encías parecen sangrarle bastante – cuando
abre mucho la boca y sus músculos faciales se contraen por una punzada de
dolor su cara podría ser la de un anciano prematuro. Zack le toca la barbilla
y Danny suelta un gemido, y entonces el agente Hightower comprueba que tiene
la mandíbula desplazada hacia la izquierda, seguramente por un golpe
contundente del coloso japonés. Zack recuerda que su joven compañero – en los
interrogatorios – ha soltado bastantes bofetadas: siempre se sintió cómodo
con su papel de “poli chulito” – de “Bad Cop Danny” – reservándole a él “la
parte negociadora” – “Good Cop Zack”. En las salas de interrogatorio, a solas
los dos con el prisionero, Danny gritaba, rugía como un leoncito, amenazaba,
golpeaba la mesa, la cara del detenido, con la palma de la mano abierta …
Zack, entonces, le ordenaba que parase, que el detenido “tenía sus derechos”,
y entonces el agente Hightower – con su profunda y bien modulada voz de
barítono, repetía la pregunta que ahora sí el detenido estaba un poco más
dispuesto a responder. Danny no solía “hacer teatro”: era su carácter, su
manera de ser, su impaciencia, su intolerancia ante el crimen … la cocaína,
también … -
Z-Zack … M-Mom … s-she … she´ll have a s-stroke if … s-so-somethin´ h-happen t´me … -
It´ll be okay, boy, it´ll be okay … -
Z-Zack … d-don´t tell … don´t tell M-Mom an´D-Dad … h-he … he h-h-hurt …
he hurt meee … Los músculos
faciales en la cara de Danny vuelven a contraerse, unas lágrimas fluyen por
sus mejillas y su rostro le parece a su compañero de nuevo el de un viejito prematuro,
un viejito senil que gime y solloza, que se lamenta de un dolor inconsolable,
un dolor que de todas maneras el agente Hightower intenta consolar, con su
letanía: -
It´ll be okay, boy, it´ll be okay … you´ll be okay … you´ll be … Entonces sus ojos descienden por el aflojado abdomen de Danny y
deslizándose pudorosos por encima de su pequeña verga retraida en su vaina y
los cojoncitos encogidos en la bolsita escrotal se detienen – espantados – en
lo que nada más encenderse la luz entrevió pero su vista prefirió eludir
ascendiendo hacia el rostro de su compañero … entre las nalgas abiertas del
joven agente del FBI capturado asoma, pulsante y sangrante, como si fuera la
pequeña cabeza deforme de un bebecito monstruoso – un pequeño alien engendrado por la semilla del
diablo – que el agente Daniel di Lorenzo intentara infructuosa y agónicamente
parir … es un pedazo de tripa
inflamada, viscosa, sanguinolenta, que pulsa irregularmente a intervalos de
los latidos del corazón de Danny, que a veces parece inflarse como un globo
que estuviese a punto de reventar y que suelta todavía pequeños chorros de
sangre que se añaden a los que ya ha eyectado sobre las blancas sábanas … Zacharias
Hightower intenta apartar sus ojos de semejante obscenidad pero no puede
ahora evitar que su vista permanezca clavada a causa de una hipnótica
tracción en el culo violado y literalmente eviscerado de su joven compañero …
-
You don´t have to worry, Mr. Hightower … as you say to him, your friend
will get through this … Doctor Gwan has examined him in the infirmary and he doesn´t
think Mr. Di Lorenzo´s life is at risk for this: he suffers from a rectal
prolapse – a very acute one, I must admit – due to the damage the Virile
Member of the Most Honourable Morimoto Kenzo has caused in his unprepared,
never before penetrated insides … Mr. Di Lorenzo was honest with us when we
previously asked … he was, obviously, an anal virgin: we know many times he´s
taken coke up the nose, but he´s never before taken cock up the ass, if you
excuse my pun … El staccato
final de las palabras de Beom Seok Kim, el tono de las mismas y la sonrisilla
ligeramente burlona del superintendente general de la policía de Corea del
Sur – el hombre que los ha traicionado, el que los ha capturado, el que de
esta manera los está humillando y torturando – disparan entonces,
repentinamente, toda la indignación, toda la rabia, toda la furia contenida
en la mente y el cuerpo del agente del FBI capturado Zacharias Hightower. La
elevada torre de sus negros músculos tensamente comprimidos en rugiente furor
que se va alzando por encima del lecho en que yace su compañero, sus
poderosos puños apretados en agresiva disposición, el resoplar de sus
pulmones que deviene bramido, el ríctus de salvaje guerrero africano que
aprieta los dientes con ferocidad de depredador en la mandíbula … son signos
inequívocos de peligrosidad, de amenaza inminente que Beom Seok Kim,
retrocediendo prudentemente, enseguida advierte … -
Youuuuu … fuckin´pervert … youuuuu traitor bitch … w-what the f … have
you done to him … h-h-he´s … ripped apart … W-WHAT THE HELL HAVE YOU DONE TO
HIM, YOU F-FUCKIN´BUNCH N´FAGS … I´LL KILL YOU, BASTARDS, I´LL KILL YOU ALL,
GOD BE MY WITNESS I´LL KILL YOU AAALL … Aparecen, al instante, las pistolas en las manos de
los sicarios del superintendente general de la policía de Corea del Sur, pero
por un momento parece que ni siquiera ellas van a poder detener la desatada
furia de aquel volcán en erupción, de aquella alzada montaña de músculos
protuberantes, potencialmente letales en su peligrosidad instantánea … Beom
Seok Kim, por un instante, como en un flash helador, paralizante, contempla
la posibilidad de su cuerpo destrozado por los puños o triturado entre los
negros músculos prensores de aquel coloso de ébano … son, sin embargo, apenas
un par de segundos, antes de que se escuche un trueno de voz que retumba en
toda la estancia: -
NO! DON´T SHOOT HIM! LEAVE HIM TO ME! … Todos, entonces, se detienen. Todos callan
entonces: un silencio sepulcral se apodera de la estancia mientras los dos
colosos se miran, midiéndose … Zacharias Hightower está de pie, completamente
desnudo, su cuerpo de casi dos metros casi paralizado ahora sobre la base de
las amplias plantas de sus pies igualmente desnudos, sus poderosos puños
todavía apretados pero inmóviles, tal vez un poco temblorosos por la inercia
de la indignación, quizás también ante la impactante aparición … Morimoto
Kenzo semejaría en un principio completamente desnudo también, pero envuelve
la Verga con la que ha desvirgado analmente al agente Di Lorenzo y los
cojones que han espermado sus entrañas en el blanco suspensorio llamado fundoshi que es prenda íntima
preferida de estos japoneses tan apegados a sus tradiciones seculares: a
pesar de la compresión de la tela y la relativa flacidez del Órgano en ese
momento es evidente para todos Lo Que El Muy Honorable posee entre sus
piernas y la demoledora potencialidad de ese Instrumento que ha destrozado el
cuerpo y el alma del agente Daniel di Lorenzo para siempre. Durante unos
instantes, la furia parece haberse ido apagando en el rostro y en el cuerpo
desnudo de Zacharias Hightower, que mira en lo que podríamos llamar
respetuoso silencio la espectacular aparición del cuerpo colosal de su
adversario, y queda impactado, como antes lo hiciera su joven compañero, por
aquella representación pictórica del Averno en la piel tensamente musculada
del Gran Jefe de la Yakuza: los hermosos ojos castaños del agente Hightower
se deslizan como hipnotizados por el paisaje surreal de lenguas de fuego y
flores carnívoras, cabezas de tigres, leones, lobos, serpientes de fauces
abiertas y colmillos sangrantes, espadas de samurai, afilados cuchillos,
cráneos de mueca macabra … por los contornos comprimidos del Arma que este
hombre ha utilizado para destrozar física y mentalmente a su compañero …
Zacharias Hightower sabe que Este es el hombre con el que tendrá que
enfrentarse en la lucha a muerte que entre ellos han concertado sus captores,
y por unos instantes sus músculos quedan como paralizados, incapaces de
reaccionar, cuando poco antes se disponían a lanzarse como un misil hacia
delante para destrozar a estos malditos bastardos. ¿Qué detiene ahora,
entonces, al agente Hightower? ¿Siente miedo?
¿O prefiere ser prudente antes de medir su fuerza con la de su
adversario? … -
SIT DOWN ON THE BED, BLACK BITCH … Zacharias Hightower se sacude ante el impacto de la ofensa,
todo su cuerpo se estremece ante las dos palabras finales, que lo golpean
como dos balas que por una décima de segundo lo dejan desconcertado pero que
en la siguiente reavivan el fuego que parecía ir apagándose en su interior,
su brazo derecho se tensa en disposición de ataque y su puño se lanza hacia
adelante buscando su objetivo … -
GGRRRRRRR … Se diría que, en el mismo momento en que se lanza, el puño de Zacharias Hightower es detenido. Otra
décima de segundo. La mano izquierda de Morimoto Kenzo lo atrapa,
bloqueándolo en su trayectoria, deteniendo su impulso. La garra del gran oyabun
lo atenaza por el pulso, elevándolo un poco, apartándolo de la horizontal de
su rostro, en el que quiso impactar … -
GGRRRR … Zacharias Hightower intenta, ahora, golpear con la izquierda: la mano
derecha de Morimoto Kenzo bloquea, a su vez, este intento, abortando el golpe
en su impulso. Los largos dedos de las dos manos del gran oyabun atenazan,
constrictores, las muñecas del agente Hightower, inmovilizando sus puños
apretados, y los brazos del coloso japonés van haciéndolos descender poco a
poco por debajo del nivel de sus hombros, neutralizándolos … -
GGRRRRR … Morimoto
Kenzo no ha concedido a este magnífico boxeador la más mínima oportunidad de
utilizar sus puños desnudos: ahora no,
no es el momento, parece querer decirle; estos puños que tan dignamente desafiaron al gran Muhammad Ali se medirán también con los míos, pero no en este momento, lo harán cuando
yo así lo disponga. Zacharias Hightower no parece comprender que este
coloso japonés no entienda sus prisas, no conceda rienda suelta a su
indignación, a su furia, a su ansiedad por comenzar el combate YA … -
GGRRR … Zacharias
Hightower clava sus ojos furiosos en los de su oponente, que no parecen
transmitir ninguna emoción especial: lo miran a su vez con frialdad, con
cierto distanciamiento emocional, mientras los tensionados músculos de sus
brazos tatuados con pictogramas del Averno van haciendo retroceder los tensionados
músculos de los brazos del coloso afroamericano que, poco a poco, se van
aflojando … -
GRRR … Mientras
Zacharias Hightower gruñe, Morimoto Kenzo no emite ningún sonido, simplemente
lo sujeta por las muñecas, con esa tenaza que bloquea sus puños muy
apretados, temblorosos ahora en las garras que los oprimen, al tiempo que
impulsando lentamente su cuerpo hacia adelante va haciendo poco a poco
retroceder el cuerpo de su oponente hacia una de las paredes de terciopelo
rojo de la estancia. Mientras va retrocediendo, también la furia en los ojos
y en el rostro del agente Hightower va refluyendo. La va sucediendo el
asombro, el temor, la expectación: la fuerza de este hombre le parece,
verdaderamente, sobrehumana, al agente del FBI capturado Zacharias Hightower
… -
GRRR … UFF … Uff … Ugh … Es un hombre
joven, este Gran Oyabun de la Yakuza, piensa el agente Hightower mientras va
siendo forzado a retroceder: las amplias plantas de sus pies desnudos
intentan mantener resistencia apalancándose en el suelo, pero es inútil: su
adversario empuja implacablemente y las piernas del coloso de ébano van
retrocediendo cada vez con más rapidez y menor resistencia. -
Go back, black bitch, or else, I will break your wrists … Zacharias Hightower, entonces, parece obedecer, afloja sus músculos y
casi por propia voluntad parece dar sus últimos pasos hacia atrás, hacia la
pared de terciopelo rojo: su magnífico culo negro y desnudo contacta, al fin,
con el suave tapizado, donde queda inmóvil. Este coloso japonés, utilizando
la sola fuerza de sus manos, de sus brazos, de su cuerpo, le ha hecho
retroceder hasta la pared, arrinconándolo. Sus manos negras ya no están
apretadas en amenazantes o resistentes puños: también ellas se han aflojado.
El agente Hightower ha sido perfectamente consciente de que este joven jayán
japonés, si él hubiera continuado su resistencia, le hubiera fracturado las
muñecas. Al agente Hightower, a pesar de toda su fuerza, como a casi todos
los seres humanos, le da miedo el dolor. Sí, vuelve a pensar Zacharias
Hightower mirando como hipnotizado a su oponente, es un hombre joven, y es más fuerte que yo, un poco más alto también, pero sobre todo, más fuerte …
Apenas advierte el agente Hightower, no obstante, que durante su retroceso su
negra verga desnuda se ha ido, poco a poco, empalmando, y ahora se eleva en
erección hacia su ombligo … lo hace cuando Morimoto Kenzo le retuerce su
brazo derecho llevándolo detrás de su espalda y, obligándolo a girarse, lo
coloca de frente a la pared … entonces nota cómo la cabeza de la verga
presiona contra el suave terciopelo rojo, y allí pulsa un poco, a intervalos
de los latidos de su corazón, mientras el gran oyabun hace lo mismo con su
brazo izquierdo y le va colocando, otra vez, las esposas, que vuelven a
cerrarse tenazmente en torno a sus aprisionadas muñecas. Zacharias Hightower,
entonces, suspira y deja caer la sudorosa frente de su afeitada cabeza contra
el suave terciopelo rojo, mientras abre la boca y un poco de baba fluye de
entre sus labios y se desliza por la barba … -
You have a beautiful black ass, bitch … I have never fucked a black ass before, and I promise I
will make you sing a beautiful song when I will be fucking you up the ass … Black
bitches with beautiful black asses usually have beautiful black voices for
the blues … and I think you will sing us a beautiful blues when you will have
my cock up that beautiful black ass of yours … -
Oh God, help me … - Yes, that is the point, I think you have
understood … |